Jimin
Sentado frente a él, con dos gorilas detrás, este panorama me recuerda mucho a la última vez, cuando me golpearon, la habitación esta vez esta completamente iluminada y Martín me mira con curiosidad, evito sonreír de satisfacción al ver su cara magullada por mis golpes.
- Así que quieres volver al negocio- afirma sonriendo.
- Si, Martín. Lo estuve pensando y estoy seguro de ello.
- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- yo me quedo callado un momento meditando mi respuesta
- Me di cuenta que sería un estúpido si me pongo en tu contra. Tú mandas, Martín. Eres el nuevo rey del narcotráfico aquí y yo debo estar con los mejores, tú mismo me lo dijiste una vez.
- Ayer no pensabas lo mismo.
- Si, ayer fui un idiota.
- Hace un tiempo dijiste que querías salir de esto, ¿Por qué volver ahora?
- Porque quiero dinero- le digo sabiendo que eso le gusta- quiero mucho dinero y lo quiero fácil. A tu lado lo puedo tener absolutamente todo, ¿Por qué no habría querer volver?
- Eres inteligente- dice pensativo.
- He aprendido del mejor- le digo
con una sonrisa cínica.
- Oh Jimin, no se si deba confiar en ti nuevamente.
- Hazlo Martín. Yo no te defraudaré, vamos, soy tu sobrino. Y los dos hemos... sido malos con el otro, pero eso acabo. Yo confío en ti y quiero que tu hagas lo mismo. Quiero formar parte de esto.
- Jimin...
- Soy bueno y lo sabes. Nunca me han pillado, nunca te he metido en líos, deberías perdonarme mi error. Me dejé llevar por las emociones solamente.
- ¿Por esa chica, no?- dice y me tenso.
- Ella no importa.
- ¿Sigues con ella?
- Algo así- digo dudoso de si mentir o no.
- Te tendré vigilado, Jimin. Un error y sabes lo que pasará.
- Perfecto. No te defraudaré- le digo seguro y le doy un apretón de manos- espero que me perdones por haberte golpeado, solo estaba furioso.
- Lo se Jimin, cuando uno quiere a alguien solo desea su seguridad. Supongo que era de esperar que te pusieras así cuando casi lleno a balazos a tu chica- tenso la mandíbula, el muy capullo sabe donde dar.
- Eso es pasado ahora ¿no?
- Si, eso creo. - me mira medio dudoso.
Luego de eso él sale junto a mi con uno de sus gorilas al otro lado, justo en ese momento sale de otra habitación un tipo alto, robusto y una cara que te avisa del peligro, se acerca a nosotros y se saluda amigablemente con Martín. En su cuello tiene una larga cicatriz que llega casi hasta su oído. Y entonces sé de quien se trata. El Cobra.- Mira, te presento a uno de mis mejores muchachos- me presenta Martín- él es Jimin, hijo... ya lo conocerás ¿no?
- Si, por supuesto. Como no conocer a alguien tan importante- digo dándole la mano- Un crack- ellos sonríen con satisfacción.
- Mucho gusto, muchacho. Me gusta que Martín tenga gente joven- dice mirándome de arriba bajo- ¿formará parte de nuestro negocio?- le pregunta a Martín.
- Aún no lo se y...
- Espero que si, se ve un chico espabilado. Yo sé reconocer a la gente en un segundo, tengo intuición... ponlo a trabajar en seguida- le ordena, Martín asiente algo confuso.Sonrío, quizás esto sería más fácil de lo que pensé. No es a Martín a
quien me tengo que ganar, sino al Cobra, ese tipo es quien manda aquí y de momento vamos bien.- Será genial trabajar contigo- murmuro con la voz ronca y peligrosa.