Capítulo 14, Castigo y karma.

42.5K 1.6K 108
                                    

—Déjame hacerte un masaje –me pidió con esa sonrisa compradora con la que conseguía todo. Asentí y me gire, dejando mi cuerpo a su merced.

Escuche como sonaban varios cajones abrirse y cerrarse, después el peso de su cuerpo sobre la cama, separo sus rodillas y se sentó sobre mi trasero sin depositar todo su peso en mi. Me limité a cerrar los ojos, relajarme y por supuesto, para disfrutar del momento.

Derramó un líquido espeso y aceitoso por mi espalda, atravesando toda mi columna vertebral, más tarde sus manos fueron esparciéndolo mientras cubrían cada parte con este, me iba masajeando y acariciando con paciencia y delicadeza. Yo daba pequeños gemidos de placer a medida que el iba deshaciendo todo el estrés que llevaba acumulado. Al finalizar su maravilloso masaje, empezó a depositar pequeños pero picantes besos por toda mi espalda, haciéndome estremecer por completo.

—Ya, para —me incorporé y lo detuve antes de que la situación avanzará más. —Ahora voy yo –declaré y él se quitó de encima mío.

Lo acomode de forma que él quedará de espaldas, boca abajo y yo subida encima suyo.

Me tomé muy en serio mi trabajo y lo hice desprenderse de toda la carga laboral que tenía, no dejaba de ponerle ese toque excitante lo que provocaba que jadeara pesadamente debajo mío. Seguía saboreando su dulce piel cuando su celular timbro, rompiendo el mágico momento que estábamos teniendo.

—Disculpa. —Se levanto con cuidado y yo me hice a un lado, dejándolo libre.

Se sentó sobre la cama mirando hacia el balcón pero antes de atender la llamada, suspiro con algo de desespero.

—Hola... Si, bien ¿y tú?... Me alegro... No, no es eso... Estoy ocupado... Si, tengo mucho trabajo... Tal vez el domingo podamos vernos... Ya se linda... No, claro que quiero... Perfecto, estoy de acuerdo... Ya hablamos de eso, no sigas con ese tema... No, tú eres la única a quien deseó, créeme... —se giró para mirarme y con una mirada cómplice me hizo entender que estaba mintiendo. Yo sonreí satisfecha y me le abalance encima besando su pecho con picardía, subiendo por su cuello y llegando a su oreja libre, mordiéndole el lóbulo haciéndolo estremecer. Me miró con los ojos casi por fuera de sus órbitas e intentó ahogar un gemido ronco que quería salir de su boca. —No, nada... Estoy algo cansado... Estoy en una reunión... —Puso uno de sus dedos sobre mi boca haciéndome callar o más bien suplicándome que lo hiciera pero en vez de obedecer, lo mordí sensualmente y luego lo lamí divertida; él soltó una gruñido ronco que yo no dude en ahogar con un beso. Me arrojó sobre la cama quedando encima mío, aprisionándome para que me detuviera, comencé a restregarme contra su cuerpo y él solo se rindió y soltó una risa. —Perdona, estoy ocupado... Si, después te llamo... No, estoy con unos socios... —lo mire sorprendida y reí.

—¿Y yo que soy yo? —le cuestioné entre risas y él abrió sus ojos impactado, aún sin creer la locura que acababa de hacer. Yo solo sonreí inocentemente y él intentó ponerse serio pero no lo logro.

—No ¿qué? ¿Quién?... ¡Deja de ser tan perseguidora! Ya te dije que estoy solo... Es que te pones histérica... ¿Qué mujer?... Mira, hablamos después, estoy ocupado para hablar de estas tonterías... Adiós —colgó y arrojo el teléfono lejos.

Me miró con la mirada de un depredador y yo me fui corriendo hacia atrás, huyendo de él, hasta que pegue contra la cabecera de la cama y supe que no había escapatoria.

—¿Qué acabaste de hacer? —me preguntó acercándose peligrosamente hacia mi gateando.

—Nada —murmuré y le sonreí.

—¿Nada? ¿Segura? —asentí y él dejó escapar una pequeña sonrisa de medio lado. —A mí me parece que si hiciste algo y muy malo, por cierto —dijo con tono amenazador. —Me metiste en un gran problema con mi novia —reprochó y me encogí de hombros.

Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora