Capítulo 25, Contando los días.

30.8K 1.4K 49
                                    

Las últimas semanas habían pasado demasiado rápido, tanto que ni me percataba en los días. Desde la horrible noche en la que mi mamá se comprometió con él, todo había cambiado para mí, era difícil asimilar toda esta situación y no sabía como debía actuar ante esto. Concluí que jamás podría decirle la verdad de lo que había pasado con él a mi mamá, debía aceptar a su "nuevo esposo" por su felicidad y bienestar. No solo el matrimonio me había caído pesado, la idea de que yo le fuese tan indiferente a él en las últimas semanas me lograba afectar pero con el tiempo comprendí que era lo mejor, que si debíamos vivir bajo el mismo techo se debía acabar todo, ahora él sería mi "padrastro" y nada más pasaría. Nadie sabía sobre esto, todos adoraban y admiraban a Tom pero nadie, ni siquiera Stella sabía que él era el hombre mayor con el que me había liado hace unos meses. Y así era mejor... Esto era un secreto que debía llevar hasta la tumba.

Estaba en ese impecable salón repleto de blanco, con mujeres revoloteando por todas partes mientras atendían a mi madre. Ella hacía diferentes pedidos, quería que literalmente le bajaran todo lo que estaba exhibido en la tienda para que ella se lo pudiese medir y como si la situación pudiera empeorar, estaban sus amigas que eran igual o más intensas que ella, que se medían miles de vestidos de damas de honor y lo que era más trágico era que todas debían usar el mismo por lo que era una completa agonía escuchar como discutían para elegirlo.

Yo había sido todo lo contrario, desinteresada y sin ánimo escogí el primer vestido que me medí, al cabo ni quería esto, solo lo hacía por ver feliz a mi madre. Iba a ser una especie de dama de honor pero más especial o algo así me habían explicado. La verdad era que no me importaba. Lo había aceptado con el tiempo pero no era como si esto me estuviese haciendo feliz, lo asimile porque simplemente no tenía más opciones, esta era mi nueva realidad y por mantener la felicidad de mi madre yo haría cualquier sacrificio.

Después de una tediosa y aburrida tarde repleta de vestidos y mujeres irritantes e indecisas, salimos a eso de las siete de la noche, como de costumbre, los autos de Tom nos recogían en todas partes, ya hasta nos había puesto chóferes privados, uno llevaba a mi mamá a todos lados, al trabajo, al supermercado y cualquier lugar al que necesitase ir, estaban a sus órdenes las 24 horas del día igual que yo, tenía uno para mí sola lo cual al principio me incomodó por la falta de libertad y privacidad en parte aunque a todos mis compañeros y amigos pareció fascinarles, por lo que me parecía buena idea llevar a mis amigas hasta su casa y recogerlas, al fin y al cabo Tom no le vio problema alguno y si yo podía ayudar a alguien, no veía por qué no hacerlo.

Me sorprendió encontrarlo allí sentado al subirme dentro de la camioneta, estaba impecable en su traje gris oscuro elegante que combinaba a juego con sus ojos, sin corbata y con los primeros botones de la camisa desabrochados, el cabello un tanto revuelto y la barba creciente; esta imagen era jodidamente sexy, para mí mala suerte.

—Buenas noches —lo salude sentándome cómoda sin prestarle demasiada atención.

Me estaba acostumbrando a su indiferencia por lo que decidí estos últimos días hacer lo mismo que él, era lo mejor para los dos, me daba el privilegio de obsérvalo algunas veces cuando estaba distraído y sabía que no se percataba de mis miradas pero de lo contrario jamás lo hacía, solo actuaba como si él fuese el futuro esposo de mi mamá, lo cual era realmente.

—Buenas noches Bárbara —respondió mirándome brevemente ya que mi madre también subió al auto y toda su atención se posó en ella. Como me jodía eso... A pesar de que me costará aceptarlo.

—Hola amor —lo saludo efusiva mi madre dándole un gran beso en los labios, el cual él correspondió dichoso.

Por suerte ya estaba preparada y sabía identificar cuando una situación se iba a tornar cursi o sentimental por lo que siempre hacía algo para distraerme minutos antes. Por eso saque el celular apenas subí, para evitar ver esta escenita.

Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora