Pasiones Prohibidas

Capítulo 21, Evitar e ignorar.

Estaba comiéndome el sándwich distraída hasta que de nuevo vino a mi la idea de aventarme y decirle toda la verdad a mi mamá. Mire a mi amiga quien muy concentrada devorada su almuerzo, al notar mi mirada fija se limpio los residuos de salsa que tenía alrededor de la boca con la servilleta.

—¿Qué pasa? ¿No te gusto el sándwich? —me preguntó extrañada.

—No, no es eso —negué con la cabeza. —Es otra cosa... Stella si tú quisieras mucho a una "amiga" y bueno resulta que esa amiga tiene un novio que le es infiel y tú lo sabes ¿verdad? Pasa que el hombre lo fue tiempo atrás pero ya no lo es más, ¿qué harías tú? ¿Decirle o mejor dejarlos ser felices? —le cuestioné aquello que me estaba martirizando.

Necesitaba una opinión ajena, que me diera algún consejo aunque claramente no podía contarle que mi supuesta "amiga" era mi mamá y que la puta con la que el tipo la engaño era yo...

—¿Por qué me dices eso Bárbara? ¿Tú viste algo? ¿Esto es una indirecta? ¿Austin me está siendo infiel? —se alarmó asustada y yo negué bruscamente.

—¡No! No, para nada. En verdad es un problema que tengo con una amiga que quiero mucho solo que por ahora no te puedo contar quién es... ¿Me entiendes? —le explique y la tome de las manos tranquilizándola.

—Ah, vale. Me logre asustar ¿eh? —suspiro más calmada. —No sé amiga sabes que es una posición muy difícil pero yo te aconsejo por las experiencias que he tenido que es mejor que no digas nada... —sugirió. —Digo, como siempre vas a terminar siendo la mala del cuento, le puedes decir la verdad a la chica, demostrárselo y ponerle las pruebas en las narices pero si ella lo ama de verdad lo perdonara y volverá con él, aparte ya sabes cómo son los hombres cuando la cagan, andan persiguiéndote como perritos falderos y ¿tú cómo quedas? Siendo la mala amiga, envidiosa, arruina momentos, chismosa.... —resopló agotada. —Lo mejor que puedes hacer es no meterte en ninguna relación que no sea la tuya —declaró y yo asentí comprendiendo todo lo que me acababa de decir.

Me puse a pensar en la reacción que tendría mi mamá si le dijese que vi a Tom con otra mujer, probablemente no me creería nada y se armaría un problema tremendo, aparte de que lo tiene en un pedestal de dios supremo donde no lo baja nadie... Si le dijera que yo fui con la que la engaño, si le contara todo y se lo demostrará ahí sí me creería pero su reacción me daba temor. Lo ideal sería que lo echara fuera de nuestras vidas por imbécil y patán pero a estas alturas dudaba mucho que lo hiciera, ella respiraba por él y simplemente no creo que conciba una vida sin estar a su lado y a la final, saldría perdiendo yo... Eso sería algo que mi mamá jamás me perdonaría, se alejaría de mí y la perdería... Y no, no podía hacer eso, yo no podía vivir sin ella.

Lo mejor sería tragarme mi orgullo y dignidad por la felicidad de mi mamá.

—¿Te ayudo en algo? —murmuro la voz cautelosa de Stella.

—Si... Demasiado, diría yo. Tienes toda la razón y mejor no diré nada —le sonreí más serena y ella se encogió de hombros.

—Es triste pero es la verdad. La gente ve lo que quiere ver y se llegan a creer sus propias mentiras.

Sentí lastima en el fondo por mi mamá, no se merecía esto; merecía un hombre que la valorará, que la adorara y velará por su bienestar.

Salimos del restaurante y caminamos charlando por las calles hasta llegar al metro, allí cada una tomo el que se dirigía a su casa; se me hizo tarde y agarre la hora donde se congestionaba más ya que todos salían de sus trabajos. No cabía ni un alma más, me sentía sofocada y algo espichada, quería salir volando y llegar a mi casa pero la triste realidad era otra. Finalmente salí de la estación y camine unas cuantas cuadras hasta llegar al departamento, respire aire libre, fresco, que logró desinfectarme de todo ese dolor que estaba sintiendo, despejo un poco los malos pensamientos y me dio esperanzas. La charla con Stella también me había animado, me hacía reír y me distraída aunque fuera por poco tiempo.