Capítulo 44, Me voy.

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Lo vi salir, estaba escondida en una esquina detrás de un gran árbol que lograba cubrir mi figura, tenía nervios, no sabía exactamente lo que haría pero debía hablar con él. Lo seguí sigilosa unas cuantas calles, espere a que nos alejáramos un poco de la universidad, no quería que ningún conocido nos viera, sabía que el día de hoy no traía carro y por eso debía caminar hasta su casa que quedaba a pocas cuadras. Notaba que estaba distraído, su rostro estaba todo el tiempo retraído, serio, ya ni sonreía como lo solía hacer antes, eso me partió el alma porque era yo quien había destrozado su felicidad.

Estaba por lanzármele encima para detenerlo y hacer que me escuchara lo que tenía por decirle aunque no sabía muy bien cómo lo haría o qué palabras utilizaría pero de repente mi celular vibro dentro de mi bolso, lo ignore la primera vez pero siguió insistiendo y me vi obligada a contestar.

—Bárbara ¿en dónde estás? —pregunto mi mamá molesta desde el otro lado de la línea. Me sorprendí un poco por su tono.

—Comiendo algo ¿por qué? —mentí, tal vez estaba en la universidad esperándome en la salida o algo.

—¿No deberías estar en clase? —me regaño y me extrañe, eso no era algo que ella soliera hacer.

—Tengo receso.

—¿Acaso todos los días tienes descanso? Porque así parece —bufo y yo me quede impactada por su insinuación. —Me llamaron de la universidad por tu constante inasistencia Bárbara, nunca vas a clases. Fallas tres días por semana ¡por Dios! ¿En qué estás metida?

Me quedé inmóvil al escucharla decir eso, ¿cómo era posible? ¡La universidad no solía hacer eso jamás! Habían compañeros que fallaban todo el año y sus padres ni por enterados se daban, tal vez me estaba diciendo mentiras y ella había sido la que había llamado a averiguar, el caso, de la manera hubiese sido ya sabía la verdad y me había atrapado, no sé qué inventaría ahora. Me quede en silencio, sin saber qué decir.

—Tenemos que hablar, nos vemos más tarde en casa —indicó y me colgó.

Tenía miedo por lo que pudiese pasar, tenía tiempo para ir creando una mentira que excusará mis fallas, no me di cuenta en qué momento pase la calle distraída y un auto frenó en seco quedando tan solo a milímetros míos, me quedé congelada al ver mi imprudencia y lo que había podido suceder, un gran accidente podría haber causado por ir sumida en mis pensamientos. Todas las personas y los autos que estaban en la calle se giraron a mirar la escena atentos, entre ellos Toby, quien parpadeaba incrédulo de lo que veía, a pesar de que muchos ojos estaban encima mío y de que el conductor del auto se bajó a gritarme y recriminarme mi estupidez por cruzarme sin mirar, yo no apartaba mi mirada de él, en medio de lo que fue un momento confuso de un movimiento rápido y repentino, me tomo con fuerza del brazo y me arrastró hacia la acerca, camino una calle llevándome a jalones y se detuvo en un gran edificio desierto, me pego contra la fría pared y me enfrento enojado.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con el ceño fruncido. —¿Qué quieres? ¿Crees que no me he dado cuenta que me has estado siguiendo todos estos días?

—Eso esperaba... Necesito hablar contigo —susurre débil y él no mostró ni rastro de que él quisiera lo mismo.

—Habla entonces —acepto cruzado de brazos sin dejar ir la ira de su rostro.

—Lo siento Toby, lo siento mucho y... —sentí como la voz se me quebrantaba pero tome aire y seguí —nunca quise hacerte daño, yo no... Eres un hombre increíble y simplemente no te merezco —tenía tantos sentimientos pero no podía expresarlos, al menos no en palabras.

Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora