El frío de la tarde empañaba las ventanas del comedor. Giré totalmente mi cuerpo a la vista de estas, mientras con mi mano torpemente intentaba aclarar la visión al ver las luces de un vehículo en la casa de enfrente.
Me acomodé en el asiento, inclinando mi torso hacia adelante y pegando el rostro contra el vidrio.
Ese vehículo...
Ya lo había visto muchas veces.Un Ferrari negro, el mismo que siempre estaba rodeado de chicas en la entrada de la escuela. El mismo que avanzaba a toda velocidad por las calles de Seúl. El mismo que tiene un chico adentro que al escuchar hablar de mí solamente se limitó a reír silenciosamente en lugar de indagar como todo el mundo hacía.
La chica extranjera, la que era ignorada, la que necesitaba una reputación.
Esa misma chica que presumía de haberse acostado con chicos sin siquiera haber besado uno antes. Esa misma que como una acosadora miraba por la ventana intentando ver con más claridad al porche de enfrente.
Unas pisadas fuertes bajaron la escalera a unos metros de distancia míos. Eché un suspiro, sabía lo que vendría.
—___, han venido vecinos nuevos.-Gorjeó mi padre felizmente.
—Ajá...—Contesté desinteresadamente, sin despegar la visión de la ventana. Volví a desempañarla con la mano.
—¿Me acompañas?-Observé el reflejo de mi padre en el vidrio, mirándome suplicante.
Parecía un niño pequeño, por favor.
—No.-Gruñí sin dejar de ver a tres personas más bajándose de otro auto. —Ve tú.
Golpeó su pie infantilmente contra el suelo. —Anda, por favor.... Cocinaré panqueques si me acompañas. No quiero que piensen que soy otro hombre extranjero, desempleado, soltero, que consigo ayuda económica del gobierno y estoy sin hijos.
—Tú eres todo eso. —Aguanté una risita.
—No. —Levantó su índice en señal de advertencia. —Yo sí tengo una hija. —Recalcó arqueando una de sus cejas. —Y es tan bondadosa y amable que me va a acompañar a saludar a los nuevos vecinos.
No estaba de humor para este tipo de conversaciones, para ser honesta. —Lo que sea, vamos...
Me puse de pie, mientras mi padre festejó alegremente.
—Pero me harás esos panqueques. —Advertí seriamente.
—Sí señorita.- Espetó con su característica felicidad burbujeante; cogió mi antebrazo con entusiasmo y literalmente me arrastró fuera de la casa.
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ℬ.Ï .Ꭲ.ℂ.ℋ. ❰ ✘
Teen Fiction➼"Vaya... Quién diría que la perra de la escuela besara como novata." © ❌ ♛ ♠ ☯ ☢ ❥