Capítulo 14

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Su respiración era imperceptible a pesar de nuestra escasa distancia, por otro lado estaba segura que la mía estaba igual que la de un caballo agitado tratando de contener su pulso cardíaco.

Maldito imbécil, ¿Por qué me miras así? ¿Eh?

Esos ojos pardos, esa sonrisa divertida, ¿Qué quieres?

—Cuidado con mi hermana.-Advirtió con ahora una espeluznante mirada.

¿Y a este qué le pasa?

—¿Qué?-Alcancé a pronunciar hipnotizada en sus orbes oscuros.

Su mandíbula tensa comenzó suavemente a aflojarse al igual que su agarre. —La puerta del fondo.-Ignoró mi pregunta haciendo un carraspeo de garganta y comenzando a bajar la escalera sin siquiera dedicarme una mirada.

Creo que nunca me había sentido tan confundida en mi vida.

¿Qué se suponía que había querido decir?

Es un jodido bipolar, realmente sus cambios de humor no los sufría ni yo en mis días. Estaba decidida a comenzar a ignorarlo de ahora en adelante, es el tipo de personas que deseo nunca encontrarme.

Mientras refunfuñaba pensando en el imbécil, alias Park,  avancé hasta la puerta que había indicado.

Toqué suavemente la madera fina frente a mí, y es cuestión de segundos una Hana ansiosa la abrió impulsándome al interior de su habitación.

—Ponte cómoda.-Sonrió de oreja a oreja caminando a un rincón con sillones rosados para alguien de su tamaño.

Incluso la habitación de una niña era más grande que la mía.

Sus paredes estaban pintadas de un envolvente celeste, y unas lámparas pequeñas colgaban delicadamente de casi cada sector del techo. Su cama era inmensa, posiblemente la que una pareja casada usaría cada noche.

—Bonita habitación.-Elogié suavemente caminando en su dirección y admirando los dibujos que parecieran hechos por aquella traviesa niña.

Me sonrió aún más, como si aquello fuera posible. Me senté frente a la misma mesita que ella, con la intención de comenzar mi tarea como tutora.

¡Fighting!

De mi bolso saqué unos cuantos cuadernos y en cuestión de minutos comenzamos a trabajar en un reporte para su clase de Ciencias Sociales.

Bostezó refregando sus ojos. —¿Está basado en una encuesta?

—Ajá.-Me hice un rodete en el cabello intentando apartarlo de mi cara. Me saqué la campera que llevaba, tanto conocimiento me estaba haciendo entrar en calor.

—Pero no entiendo...-Se quejó rascando su cabello y frunciendo el entrecejo.- ¿Por qué la gente se divorcia?

Sonreí levemente apoyando el bolígrafo en la mesa, la miré solemne. —Cuando dos personas casadas tienen muchos problemas, hay veces que es mejor optar por tomar caminos distintos.

—Ah...-Asintió volteándose a verme.- ¿Tus padres se separaron?- Inclinó su cabeza a un costado, perforándome con sus ojos.- Porque cuando viniste con tu papá no vi a tu mamá...

Asentí forzando una sonrisa.

Mi madre era un monstruo, y realmente no deseaba entrar en detalles de cómo abandonó a mi padre dejándome aquí a mí también.

La detestaba como nada en el mundo, y era patética.

—¿Por qué?-Sus labios entreabiertos dejaron escapar esa pregunta inocente.

—Mis padres ya no se querían... tenían bastantes problemas.-Me encogí de hombros intentando restarle importancia.- Y la situación que tenemos que describir aquí.-Señalé la hoja garabateada por ambas.-Es similar, personas que intentan resolver sus conflictos y optan por dejar la relación.

Por alguna razón sonrió ampliamente mirando a un punto fijo detrás de mí, la imité curiosa.

Una gran foto de ella y Jimin parecía haber sido sacada hace unos años.

—Él también tuvo una novia hace unos meses...-Gruñó.-Era feísima, su cara era muy pequeña en comparación a sus tetas...-Sacó la lengua representando su disgusto.- Lo engañó varias veces, pero por alguna razón ninguno de ellos se separaba.-Jugó con los dedos sobre su falda.- No quiero que Jimin tenga más novias, siempre hace que cada vez me ignore más.

Eso ya estaba comenzando a extrañarme lo suficiente como para dejar de lado su proyecto de clases e intenta descifrar qué quería decirme con todo eso.

—¿Él te ignora?

Retorció la tela de su holgado sweater rosado, evitando mi mirada.

—Por momentos...-Me observó entre sus pestañas. Una media sonrisa triste se dibujó en sus labios.- Menos cuando lo molesto, ahí me presta mucha atención.-Carcajeó irónicamente, apartando su mirada de mi rostro.

La típica historia del hermano que se distancia de su hermana pequeña, me revolvía el estómago pensar en lo mucho que su hermana le debe de molestar viéndolo acostar con chicas cada noche.

Me aclaré la garganta cogiendo el bolígrafo. —Nos falta poco para terminar, Hana.-Sonreí sinceramente intentando distraerla.- Y después podemos jugar juntas si quieres.

Sus ojos sin aquel brillo característico de su niñez me observaron abiertamente, para luego asentir enérgicamente y concentrarse en su reporte.

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