Capítulo 28

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Mire por la ventana de mi sala de estar, ¿Jimin? ¿Dónde está?

No es que me preocupe por él, no me malentiendan, simplemente me da curiosidad porqué ha estado faltando los últimos tres días a clases. Era raro, por más que no nos habláramos, ya se había convertido en una costumbre verlo rodeado de personas en los almuerzos, o abriendo su casillero con una fila de chicas detrás de él esperando por confesar sus sentimientos.

Escuche los ladridos de mi perra embarazada del lado de afuera, esperando a que le abriera la puerta.

Sesenta días de gestación.... Recién iban veinte, maldito perro de Jimin. Le abrí la puerta a Mandy, quien entró de inmediato. Caminé a la silla donde estaba y me dejé caer cansadamente.

-¿Todavía estás mirando por la ventana?- Escuché a mi padre que andaba de curioso con una tostada en su mano; le dio un mordizco.- ¿Preocupada por el chiquillo de Park?

Revoleé los ojos restándole importancia. -Ha estado faltando a clases, y eso me llamó la atención.

-Tal vez esté enfermo.- Sugirió mordisqueando su pan.

-Tal vez.

Un auto negro y lujoso estacionándose en la entrada del susodicho llamó mi atención. De allí bajó la mamá de Jimin con a unas bolsas de supermercado en sus manos. Me relajé en el asiento, apoyé mi cabeza entre mis brazos que estaban sobre la mesa.

-¿Qué tal si le pasas los deberes?

Arqueé una ceja ahogando una risita. -No está en mi clase, ni siquiera tiene mi edad.

-Oh...- Apoyó su costado en el marco de la puerta.- Anda, visítalo, ____.

-¿Por qué, papá?

Se encogió de hombros. -¿Por qué no? Tal vez necesite algo, quién sabe.

Me limité a golpetear la mesa con mis uñas, concentrada en el panorama exterior.

-Llevaré a Mandy al veterinario.- Me avisó caminando al armario donde guardábamos su correa.- Hoy le toca la radiografía.-Lo sentí sonreír.

Me levante de la silla, y luego de acercarme a él le abracé. -Veré que pasó con Jimin.-Besé su mejilla y caminé al perchero para ponerme mi abrigo.

-Diviértete.

-Seguro que lo haré.- Espeté con ironía.

Salí de casa luego de coger un juego de llaves. Crucé la calle sin ningún apuro y cuando finalmente llegué al inmenso portón, toqué timbre. Una voz femenina se escuchó del otro lado.

-¿Hola? ¿Quién es?

Jugué con mis dedos en un estado de intranquilidad. -Buenas tardes, soy ____.

De un segundo a otro, la puerta se abrió permitiéndome el acceso a la residencia. Me adentré un poco más rápido y al llegar a la escalinata la señora Park ya me estaba recibiendo con los brazos abiertos.

-¡Querida! ¿En qué has andado?- Me abraza cariñosamente, le correspondí.- No sabía que hoy tenías tutoría con Hana.

-Oh, no la tengo.-Negué acomodando mi abrigo.

-Ya veo, ¿vienes por Jimin?- Sonrió de oreja a oreja.

Mi rostro ardió de vergüenza. -Em.... Yo solo...-Jugué con mis dedos nerviosamente.- Yo solo...

Amplió su sonrisa. -Está en su habitación.-Palmeó mi hombro adentrándose a la casa.- No hay ningún problema, sube tranquila, ya sabes dónde es.

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