Capítulo 9: ¿Tú también?

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—No, no voy a ir.-Gruñí viendo como Kristine revolvía entre mi armario en busca de algo de ropa.- No encontrarás nada allí de todas formas, no es como si el dinero me sobrara para despifarrarlo en cosas innecesarias.

Escuché a la morocha bufar con la cabeza aún metida entre prendas colgadas desordenadamente. —Hey, esto no está nada mal...-Masculló alegremente.

Arrojó en mi rostro un estúpido vestido negro.

—No voy a ir.- Escuché como resoplaba y sus tacones resonantes se acercaban en mi dirección. Cambié la página de la revista, siguiendo el artículo acerca de cirugías plásticas en el oriente.

Los asiáticos eran dementes, y no me alegraba el hecho de estar viviendo en la 'meca' de las cirugías plásticas, o mejor dicho Corea del Sur.

—¿Por qué no quieres ir?- La estúpida de tacones pisoteó fuertemente la madera a sus pies.- ¿Cuál es tu problema?- Chilló agudamente; mis oídos sangrarían en cualquier momento.

Cerré de golpe la revista que llevaba ojeando con dificultad. — Ve tú sola.

—¿Qué tienes contra Park? –Arqueó una ceja fríamente, cruzándose de brazos.

—Ya te dije perfectamente todo lo que ese pedazo de mierda me dijo, y ¿Aún pretendes que vaya a su estúpida fiesta?- Le miré incrédula.- Eres increíble...

Me puse de pie bruscamente caminando a la puerta de la habitación.

—Tú y yo sabemos que quieres ir.

—Woah, no eres una persona muy intuitiva, ¿Cierto?- Abrí la puerta saliendo de la recámara con algo de furia interna ante tanta estupidez humana.

—Nos vemos en la fiesta, ____...-Una sonrisa de burla se dibujó en sus labios rojos mientras caminaba serenamente a la puerta de entrada.- Por si necesitas, mi kit de maquillaje está en tu baño.- Con una sonrisa ladina, abandonó mi casa.

Suspiré audiblemente en el momento que mi desgastada puerta llegó al marco.

—Ve y diviértete.-Mi padre asomó su cabeza desde la cocina, con un periódico sobresaliendo de su mano.- Es hora de que seas una chica normal, solo por una vez, ¿No crees?

—¿Tú también?- Jadeé exasperada. Me giré sobre mis talones caminando hasta mi cuarto pisando fuertemente.

Me paré en seco.

—¿Papá?

—¿Mhm?

—¿Mandy dónde está?

—Oh.... No la he visto.

Gemí audiblemente, golpeando mis puños en la barata pared de yeso que separaba mi cuarto del comedor, sabiendo perfectamente dónde estaba.

Cerré mis ojos con fuerza, el destino realmente me odiaba.

—¿A qué hora volverás?- Mi padre sabiamente preguntó.

—En cuanto recupere a mi perra.- Azoté la puerta de mi cuarto.

Miré a mis alrededores despeinando mi cabello.

¿Qué se suponía que debía hacer?

Quizás podría ir mañana por la mañana, cuando ya nadie hubiera.

No, justamente necesito pasar desapercibida para no encontrármelo a él.

Era la oportunidad perfecta para evadirlo y de paso buscar a mi perra, no podía dejarla a la deriva  de la infernal mascota de Ji-diota.

Dispuesta a salir de mi cuarto, me vi reflejada en el espejo de la puerta.

Tragué saliva; definitivamente lo último que haría sería pasar desapercibida si iba vestida de aquella manera, como un maldito mendigo, Jimin tenía razón después de todo.

Rodando los ojos cogí el estúpido vestido negro y me lo puse violentamente, sin pensármelo mucho. Era ajustado en la parte del busto, y luego caía abiertamente en campana hasta mis rodillas.

Qué vestido asqueroso, nunca había visto algo igual. Es que vamos, sé que no soy ningún 'haz' en cuanto moda, pero hasta yo sabía que ese vestido estaba terriblemente mal para cualquiera.

Gemí frustradamente, buscando unos botines negros con algo de taco para poder camuflar un poco la negra asquerosidad en persona que se encontraba adherida a mi cuerpo.

Caminé al baño de mi habitación, cogí el kit que Kristine había dejado estratégicamente sobre mi pileta y revolví su interior.

¿Qué usa la gente normal?

Recordé el labial rojo que la morocha se había puesto.

Sí, algo así debe usar la gente normal...

Lo apliqué torpemente sobre mis no tan finos labios y....

Madre, era un espanto.

Sollocé escandalosamente, ya arrepintiéndome de la decisión que estaba tomando en aquel momento.

Tomé fuerzas, recobrando la compostura, ¿Qué más?

Un delineador negro, eso también estaba en sus ojos, contra el párpado, donde empiezan sus pestañas. Luego de varios intentos, fui capaz de ponerlo con algo de 'tacto' que no sabía que era capaz de  tener.

Un poco de polvo rosa o esa cosa rara estaba sobre mis pómulos también.

Peiné un poco mi cabello, y al notar lo indomable que estaba decidí atarlo con un listón negro.

Suspiré apretando mis párpados, caminé al espejo de mi puerta nuevamente.

Madre de Dios.... Eso estaba magnífico, excelente, claro... si fuera una fiesta de disfraces y estuviera imitando a un maldito payaso.

Demonios.... Es que....

Arrrggggg.....

¿¡POR QUÉ!? Es que.....

Arrrgggg....

Zapateé furiosa haciendo una rabieta, la cual me hacía parecer como una niña pequeña sumado al hecho de estar usando un maldito listón, un vestido de niña pre-puberta y estar mal maquillada.

No bromeo cuando digo que casi lloro en aquel momento, era demasiado frustrante, y sinceramente, quería morir.

No más rabietas, ____, recuperemos a Mandy.

ℬ.Ï .Ꭲ.ℂ.ℋ. ❰  ✘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora