Capítulo 22

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Sus labios, su tacto...

Fue totalmente diferente al beso que el sujeto en el cine había forzado de mí. Algo distinto.

Sus manos no habían apretujado mi trasero, sino que habían ido directamente a mi cintura. Mis manos habían sido posicionadas por él mismo alrededor de su sólida espalda, podía sentir sus dorsales marcados debajo de mis dedos.

Giró su rostro a un costado, el corazón se me salió por la boca en el segundo que algo caliente fue a parar sobre mis labios. Los succionó suavemente, enganchó mi labio inferior jalándolo.

Estaba petrificada, ¿Qué se suponía que debía hacer?

No sé besar...

¿Qué hago?

Posiblemente pensaría que estaba besando a una pared, estaba entumecida y prácticamente no le correspondía.

¿Qué es esto que siento?

Jimin es un imbécil.

¿Por qué tengo una sensación que me abunda desde el pecho si él no me gusta de esa forma?

Mis rodillas tiemblan, voy a perder la fuerza para seguir de pie.

Quitó sus labios de los míos lentamente, produciendo un chasquido desde nuestros labios. Entrecerró sus ojos, posiblemente mi rostro estaba con todos los colores.

-Vaya...-Sonrió ladeadamente, tragué saliva sin dejar de inclinar mi rostro hacia arriba.- Quién diría que la perra de la escuela besara como novata...

Un sabor metálico se sintió en mi lengua. Tensé mi mandíbula apartando la mirada de él, comencé a caminar en dirección a donde había calles más iluminadas. Sentí una risa detrás de mí.

-No pensé que mi opinión te afectara de esa forma.-Escuché que dijo con un deje de diversión.- ¿Qué pasó con lo de 'Park eres un imbécil no me importa lo que piensas'? ¿No aplica también en este tipo de situaciones?- Su voz se escuchó más cercana, de soslayo lo vi a mi lado.

Lo ignoré. Estaba cansada de ese tipo de comportamientos, solo necesitaba que me llevara a mi casa, luego no tendría que volver a hablarle si no quería.

-¿Tanto te afecta el no saber besar?- Habló sonando un poco molesto.- Le diré a Jin que no se perdió de nada...

Quise golpearlo.

Nuestras pisadas removían la gravilla debajo de nuestros pies en señal de estar pasando sobre una calle no muy pavimentada. Nuestras pisadas eran lo único audible aparte de nuestras respiraciones. A lo lejos pude ver más edificios, y una gran fila de taxis disponibles.

Señalé a los coches. -Allí.-No me molesté en verle la cara, seguí caminando.

Su mano entrelazando la mía me detuvo.

Mis pies temblaron. Giré el rostro en su dirección confundida.

Se encogió de hombros señalando un gran tumulto de hombres borrachos gritando groserías en mi dirección; entorné los ojos.

No le agradecería de todas formas, no se lo merecía.

Llegamos, yo con el corazón disfuncional y a punto de tener una taquicardia.

Un gordo se apoyó en la puerta del taxi. -¿Uno para ambos?- Asentimos caminando a la puerta trasera.- Adelante, muchachos.

Y así de silenciosos que subimos, transcurrió el viaje.

No dejé de ver el perfil de Park durante el recorrido. Las farolas en la noche como flashes sobre su piel lisa parpadeaban por la velocidad a la que íbamos. Lo vi mirando en mi dirección a través del reflejo.

Sonrió disimuladamente.

Dejé de verlo de inmediato, me atrapó mirándolo.

Demonios.

Me crucé de brazos furiosa por lo de hace unos momentos.

"Quién diría que la perra de la escuela besara como novata."

Apreté mis puños y dientes. Mis cienes palpitaban de la rabia.

¿Quién se creía?

Qué vergüenza...

Además él fue el que me besó a mí.

Sonreí victoriosa, ya sabría con qué atacarlo si discutíamos por algo.

El taxi se detuvo suavemente frente a mi casa, me bajé sin molestarme en saber si Park llevaba dinero. Caminé a la puerta de entrada conteniéndome de gritarle algunas cosas.

Escuché una puerta cerrarse y el auto marchar rápidamente.

-Que sueñes conmigo, ____.-Le escuché gritarme.

Ignoré por completo aquel comentario, subí las escalinatas a mi casa. Busqué mis llaves....

Cartera, bolsillos, abrigo...

¿Dónde están?

Golpeé algo fuerte la puerta, toqué el timbre.

Tragué saliva sacando el celular.

Contesta, contesta...

-¿____?

-Papá....

-¿A estas horas llegas?- Escuché un reproche silenciado por un gran bostezo.- ¿Por qué llamas?

Mordisqueé mi labio.-¿Estás en casa?

Escuché un silencio del otro lado de la línea. -¿Qué pasa?

-Creo que...-Jugué con mis dedos mirando a través de la ventana.- Perdí mis llaves...

Escuché unas maldiciones del otro lado. -No estoy en casa, ___.

-Perdón, entonces...

-Deja de perder o romper las cosas, señorita.-Regañó con molestia.- ¿Sabes lo que me costará? ¿Sabes lo corto que estamos de dinero?

Entorné los ojos, ya iba a empezar.

-Cálmate...

-¿Y ahora qué harás?

Miré por el vidrio la figura de Jimin aún parada en mi patio delantero, con las manos en los bolsillos delanteros de su jean.

Apreté mi celular cortando la llamada.

Me giré molesta. -¿Qué?

-¿Qué pasa?-Indagó caminando a las escalinatas, apoyó su cuerpo contra la baranda.- ¿Por qué no entras?

-¿Te importa?-Arqueé una ceja apoyando todo mi peso en mi pierna derecha. Lo noté incómodo. Me encogí de hombros soltando un suspiro.- Perdí mis llaves.

Sonrió de costado, algo parecía divertirle.

No me molesté en averiguarlo.

Acarició su mandíbula disimulando su diversión. -¿Cuál es tu plan?

Contemplé su casa del otro lado de la calle. -¿Por qué mejor no te vas a tu casa?

Borró la sonrisa mirándome a los ojos por unos segundos. -¿Por qué mejor no me acompañas?-

Seguidaaaaaaaaa------->>>

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