Capítulo 39

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Le miré impactada con todos los calores agolpándose en mis mejillas. —Jimin...-Gruñí revolviéndome nerviosa debajo de sus brazos. —Déjame ir, esto es demasiado.

Sonrió tranquilo mirándome de soslayo, con su pulgar acarició el dorso de mi mano. Ignoró mi petición estrechándome contra su cuerpo.

—Vamos, deberíamos irnos, ya está amaneciendo...-Le sacudí buscando liberarme.

—¿Por qué el apuro?- Suspiró desganado, asegurándome más contra él, y por ende haciéndome sentir la hebilla de su cinturón contra mi cadera. Lo escuché ahogar una risita somnolienta. —Aún no son ni las diez.

—No me importa, suéltame ahora.

Sentí su nariz en mi cuello. Mis poros se erizaron por completo al sentirlo respirar contra mi piel. —¿Cómo haces para seguir oliendo a vainilla después de más de 24 horas?- Habló confundido, aplastándome ahora contra el colchón. Me soltó bruscamente poniéndose de pie haciéndome exaltar. —Venga....-Se desperezó. —Si estás tan apurada por alejarte mío nos vamos.-Se encogió de hombros.

Tal vez estaba siendo una exagerada...

Le observé ponerse su sudadera y abrigo negro. Abrochó sus jeans lentamente mientras caminaba en busca de sus zapatos junto al armario. Le imité poniéndome de pie y buscando mis cosas desparramadas aún en el alfombrado sucio. Me puse el hoodie, ahora no tan blanco, y con los dedos peiné pobremente mi cabello.

—Perdón, Jimin.-Musité amarrando mi cabello en un rodete desordenado. Me miró confundido sacudiéndose el abrigo.

—¿Por qué?- Agarró esta vez su bolso poniéndolo sobre su hombro.

—Fui grosera, no fue mi intención.

Se encogió de hombros por milésima vez, despeinando su cabello con la mano que tenía libre. Echó un suspiro cansado, y deliberadamente señaló la puerta caminando hacia la misma. —Vamos.- Solicitó sin mirarme.

Tragué saliva sin saber exactamente cómo actuar. Caminé detrás de él ahorrándome las palabras estúpidas que podrían llegar a salir de mis labios.

Marchamos fuera del dormitorio directamente a la recepción, con pasos más ágiles de los que pude haber esperado, o más bien Jimin, a quién luchaba por seguirle aquel ritmo tan acelerado que llevaba. Le alcancé con la respiración agitada y mechones de cabello golpeando contra mi rostro.

—¿Ya se van?- Habló el mismo hombre de la recepción, Park asintió mirando solo el mostrador. —¿En efectivo o crédito?

El chico de cabello platinado sacó su billetera del bolsillo trasero de sus jeans, provocando que mi visión se dirigiera directamente a aquel sitio. Tragué saliva sintiendo como se me subían los calores.

Qué demonios me está pasando.

Abrió la cartera dejando ver centenares de tarjetas de crédito y billetes, dejó caer una tarjeta de color bordó sobre el vidrio de la mesa alargada. El hombre la tomó tranquilamente pasándola sobre un lector de tarjetas algo arcaico para la época, asintió sonriendo de oreja a oreja.

—¿Qué piensan de su estadía?

Jimin le miró por primera vez desde que estaba allí. —Maravillosa.- Soltó con voz ronca guardando su tarjeta nuevamente en su cartera, guardó esta misma en el mismo sitio donde originalmente estaba. Se giró sin siquiera dedicarme una mirada y comenzando a marchar a la salida.

Musité un pequeño 'gracias' correteando detrás del muy apurado chico, quien ya estaba desplazándose a la parada de autobuses.

Le alcancé respirando fuertemente a su costado, intentando que me notara.

Me ignoró.

—¿Te pasa algo?

Agudizó su mirada observando la fina línea del horizonte en el momento que un vehículo se escuchó como ronroneo en las cercanías. —¿Por qué lo preguntas?- Hundió las manos en los bolsillos delanteros de su jean.

—Te noto raro, solo eso. –Escupí con molestia por su indiferencia creciente. Se volteó a mirarme arqueando levemente su ceja; se mantuvo en silencio analizándome por unos segundos.

El motor se aproximaba a nosotros, un bus al parecer atestado de gente llegaba a la parada. —Subamos a este, pasa por la parada de nuestro vecindario.- Sentenció en un deje indiferente.

El bus se detuvo frente a nosotros lentamente, provocando un estruendoso chirrido característico de un vehículo de ya varios años en circulación. Nos subimos hábilmente, notando de inmediato la masa de personas en su interior. Respiré profundamente haciendo fuerza para meterme en el mar de individuos apretados incluso contra las ventanas.

—Ve allí, __. -Jimin señaló un puesto libre en el fondo, donde ambos podríamos ponernos de pie sin ser mutilados por la cantidad abrumadora de gente. Asentí desplazándome de costado entre todo el mundo, escuchando maldiciones e insultos dirigidos a mi 'estúpido culo atravesándose' y lo 'atrevida que era'.

Sentía las respiraciones de Jimin sobre mi cabeza, fingí no alterarme en lo absoluto. Su mano sutilmente se encontraba sujetada a la parte posterior de mi cuello, posiblemente buscando que caminara en una línea recta.

Llegué al dichoso sitio previamente señalado. Jimin llegó junto a mí, colocándose con la espalda contra la ventana y mirándome a los ojos. Esquivé su mirada posicionándome frente al chico y dándole la espalda debido al reducido espacio. Personas subían y bajaban constantemente, creando un flujo de movimiento inevitable, y por ende empujándome cada determinado tiempo.

Park amablemente me sujetaba de los hombros intentando que no me tambaleara debido a mi falta de agarre y numerosos saltos que el bus iba dando en las calles de Seúl. Dobló por unas amplias calles al ingresar a una de las avenidas principales, el chico detrás de mí se quejó por lo bajo en el momento que mi trasero rozó con su ingle. Giré mi rostro para disculparme con la mirada, él me esquivó mirando a un costado. Apoyé mi cuerpo contra una mampara a mi derecha, buscando por lo menos descansar el cuerpo de costado luego de más de veinte minutos de pie.

El bus dio un salto leve pero lo suficientemente fuerte como para que chocara nuevamente con la entrepierna de chico, quien reiteradamente volvió a soltar un suspiro estrangulado.

Mi rostro ardía de vergüenza con tan solo pensar que sintiera que lo estaba haciendo a propósito.

El vehículo se detuvo en otra parada donde más personas ingresaron, volviendo aún más reducido el espacio dónde nos encontrábamos. Nuestros cuerpos se apretujaron contra la baranda de agarre. Nuevamente se puso en marcha esta vez vibrando en el proceso debido al envejecido motor, provocando que mi cuerpo también se tambaleara y vibrara contra la parte baja del pobre Jimin.

—Deja de hacer eso...-Susurró de forma sufrida sobre mi oreja, tomando mi antebrazo izquierdo con algo de fuerza.

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Y??? qué les está pareciendo? Dejen por favor sus opiniones ^^

Nos vemos mañana mis amoressss! <3<3<3

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