Narra Quino
Una vez dentro de mí casa todo se torno un poco bastante tenso, cosa que no entendía pero al parecer esas dos gatitas, que de eso no tenían nada no paraban de mandarse miradas furtivas y eso que cada una estaba a cada lado. Pero aun así se notaba.
-¡Bueno ya está bien! –Solté con enfado –¿Queréis parar de mataros con la mirada? –Dije. Le di un manotazo en la pierna a Helena y esta me miro mal –Para, no ves que solo te provoca
-Y tu no ves que ha empezado ella –La señalo con el dedo –Desde que ha pisado esta casa lo único que ha hecho es mirarme mal
Parecía una niña pequeña, cuando tenía esos arrebatos me enfurecía –Helena eres más mayor que ella
-¿¡Y qué!? –Salto del sofá –Pero eso no le da derecho a mirarme así, no quiero nada con ella. Vosotros no tenéis ni idea de nada por eso me echáis a mí la bronca y todo por ser mas mayor pues no, no me pienso dejar –La vi irse a la cocina, mire a Raúl –Dile que se calme, yo me encargare de la mía –Dije yendo en su dirección. Cuando llegue, estaba bebiéndose un ¡Cerveza! –¿Qué haces? –Intente quitársela –A ti no te gusta la cerveza –Le dio un largo trago hasta que se la termino. Le mire confuso –Me vas a explicar que pasa –Negó, va, ya venía bronca –¡No me jodas Helena! Ya está bien tenemos que hablar del puto viaje y cuanto antes lo hagamos mejor, porque para tu información estáis las dos metidas
-¿¡Que!? –Dijo gritando –No pienso ir con ella ¡Ni a comprar pipas! ¿¿Es que no ves que nos odiamos??
-Pues claro que lo veo ¡Y lo siento! ¡Si casi no se puede ni respirar de la tensión que hay! Pero tienes que calmarte ¿Vale? –Respiro hondo. Me acerque. Apoye mis manos en la encimera de forma que no se podía mover, estaba atrapada –Si te portas bien –Sonreí de medio lado de forma picara –Prometo que habrá más de lo de antes.
-¿Así? –Pregunto mientras jugaba con los botones de mi camisa negra, después las puso encima de mis hombros, acerco su rostro a mí tanto que sus labios se pegaron a los míos –No intentes sujetarme con eso
Como respuesta le bese. Pero con enfado. Mucho enfado no me gustaba que pusiera en duda mis palabras, entrelace mi lengua con la suya haciéndola girar tan deprisa que nos deje sin aire a los dos pero no me importaba quería sentirla así y que entendiera que no mentía. Cuando nos separamos le mire clavando sus dedos en su cintura de forma posesiva –No intento sujetarte con eso, hablo en serio –Le dije con tono duro y volví a besar esos labios que desde siempre me traían loco. Ella salió a mi encuentro enrollando su lengua con la mía. Mi pasión se suavizo cuando comprendí que había ganado, su cadera choco contra mi entrepierna y justo noto mi erección –¿Crees que puedo esconder ciertas cosas? –Le pregunte separándome un poco de ella para después volver a besarla. Agarre su culo con ambas manos regocijándome y mordí su cuello con un poco de fuerza, ella se arqueo, no sé si fue por dolor o por placer, el caso es que se froto contra mi haciendo más visible mi bulto. –Nena, tenemos que parar –Dije pero no quería. Me traía loco cuando se entregaba a mí de ese modo, era la mujer perfecta.
Ella fue quien rompió nuestro beso, mire sus labios rojos, hinchados y mordidos. Toque su labio inferior para quitar un poco de sangre y después le di un pico. De la mano salimos, yo iba detrás para que no se viera mi prominente erección y me pegue a su culo ella al notar mi bulto rio. Me senté en el sofá, iba a sentarse a mi lado pero la obligue a sentarse encima de mí.
-Esto… -Empezó mi amigo, me miro para que le apoyara –El viaje que haremos será a Brasil pero también pasaremos por Rio. –Note la tensión de Helena bajo mis piernas y le pase la mano por la espalda para que se relajara.
ESTÁS LEYENDO
Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)
AcciónSecuela de Un Disparo a mi Corazon. Es recomendable leer la primera parte para entender ciertas situaciones que viviaran los personajes. Después del final tan traumatico por parte de Quino y Helena ambos han tomado caminos diferentes. Sus vidas han...