Capitulo 18: ¿Valores? No hay de eso en mi Quino

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Narra Helena

Después de esa noche recogí todo y los tres nos quedamos durmiendo en mi cama de matrimonio. Al día siguiente acompañe a mi hermana a llevar a la niña al médico que por suerte dijo que lo que tenia era una simple otitis sin importancia, luego le lleve el expediente a Ray y le di las gracias por la pequeña ayuda. Por la noche volví a trabajar a la discoteca…una vez dentro de la barra Miriam se me acerco con una pose un tanto chulesca.

-Oye Helena –Le mire mientras ponía un par de chupitos a unos chicos –Tengo que hablar contigo

-Tu dirás –Dije cobrando y sirviendo otras copas con maestría

-Es sobre el viaje…yo

-No te molestare nada, solo hare lo que me pidan no te preocupes. Cada una por su lado –Dije eso para ver cómo reaccionaba, obviamente no era eso lo que ellos querían.

-¿Por separado? –Dijo con un respingo –Eso no es lo que quedamos, tenemos que cuidarnos ambas y ayudarnos.

-Ah… ¿Y tú quieres eso? O ¿Prefieres ir por libre? Por mi lo que tú decidas me parece bien. –Dije con sinceridad, yo conocía esos ambientes y posiblemente me sabría mover mejor que ella.

-Yo quiero que nos intentemos llevar bien, porque para ellos esto es importante. –Le mire. –Mira ya sé que últimamente no nos llevamos bien pero…por Raúl hago lo que sea.

Asentí y antes de poder contestar Carlos, mi cuñado apareció con una copa en la mano –Helena –Le mire con ojos entrecerrados –Galván quiere verte y a ti también –Señalo a Miriam. –Está en la sala escondida –Me reí. Ese nombre me sonaba como la Cámara de los secretos de Harry Potter.

-¿De que te ríes? –Pregunto Carlos molesto –El quiere veros inmediatamente.

Me puse seria, fui a decirle una bordería pero Miriam se me adelanto –En seguida vamos –Carlos se fue –Ven, yo sé donde esta esa sala.

Salimos por el túnel que daba a los reservados pero nos desviamos por una puerta que ni tenía idea de que existía, Miriam metió un código y esta se abrió dejando paso a un pasillo con luces de color azules y paredes blancas en las que retumbaba la música. Yo la seguía en silencio, hasta que llegamos a una puerta negra en donde ponía Solo personal autorizado, ella se saco una credencial del bolsillo y la paso por una rendija. Vale, estaba flipando ¿Por qué yo no sabía nada de esa sala y ella sí? ¿Por qué sabia el código? ¿Por que tenia tarjeta? Quería explicaciones ¡Ya! Al entrar una grandísima sala nos recibió, no era en comparación igual a las demás, esta tenía un gran ventanal desde el cual se veía toda la discoteca, cruzamos unas puertas dobles que estaban abiertas y ahí en unos inmensos sofás en forma de U en color crema estaban sentados Raúl y Quino bebiendo y jugando al mus. A la izquierda, en un precioso escritorio color negro estaba Galván contando dinero mientras que a los lados se encontraban bolsitas de droga de color blanco, me dio un poco de asco pero lo reprimí. Levanto su vista y nos vio.

-No os he oído entrar –Dijo metiendo el dinero en la caja fuerte que tenia detrás. –Quería hablar con vosotras. Sentaos por favor –Nos sentamos en las sillas, estaba nerviosa porque aunque había asumido que iría a ese viaje no estaba segura querer hacerlo y mucho menos para salvar al capullo que intento sobrepasarse conmigo. –Como os han dicho, necesito que vayáis a Brasil a por una mercancía que me han robado… -Hizo un suspiro hondo, al parecer estaba afectado –Vosotras les ayudareis a ellos –Señalo a los chicos que no paraban de farfullar entre ellos, al parecer Quino le gano a Raúl y este no estaba de acuerdo. Me miro con intensidad –Necesito recuperar esa mercancía junto con el dinero. Hacer lo que sea para descubrir donde lo tienen, me da igual la forma, la manera o el método que utilicéis…pero lo quiero de vuelta a España.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora