Capitulo 20: Peléame si Puedes

5.4K 143 4
                                    

Narra Quino

Nuevo día. Nuevo comienzo. Después de escuchar a Helena la forma en cómo me hablo antes de entrar en casa de Andrés y su posterior salida, tengo que admitir que me dejo preocupado. No sé lo que fue lo que paso dentro pero me tiene la cabeza comida, no me gusta que me esconda las cosas pero sobre todo no quiero que sufra, ya bastante lo ha hecho. ¡Si es que no me tenía que haber ido! Me regaño a mí mismo, tendría que haberme quedado para apoyarla o para enfrenta con ella lo sea que le dijo ese hombre. Porque… ¿Y si le dijo algo que le hizo daño? O ¿Y si le hablo mal? ¿O le echo la culpa de que su hijo le odio por ella? ¡Dios que digo! Me estoy haciendo empanadas mentales. Estoy en el gimnasio de la discoteca ¡Ah! Es que no lo he dicho pero en la parte de atrás de donde se encuentra la “Sala Escondida” se encuentra un magnifico gimnasio en donde hay todo tipo de maquinas junto con pesas, sacos y hasta un ring en condiciones para nuestras propias peleas. Raúl está entrenado con Miriam mientras que yo estoy dándole golpes al saco más grueso, gordo y fuerte que hay en toda la estancia. Me siento agobiado, frustrado, irritado y algo confundido. He llamado a Helena al móvil muchas veces y la señorita no me lo coge. He decidido darle hoy de respiro pero solo hoy, no puedo perder más tiempo, y aunque estoy tranquilo porque sé que sabe defenderse todavía le queda mucho por aprender. Tengo pensado ir con ella mañana por la tarde al campo de fuego para que me cuente lo que sabe sobre armas mientras que por la mañana entrenaremos con golpes. De pronto se oye la puerta. Por ella entra mi rubita pero no parece la de ayer, sino otra. ¿Quién me la ha cambiado? Por dios ¡Que me la devuelvan! Lleva gafas de sol en sus ojos y al quitárselas veo las ojeras moradas, profundas que me dicen que ha llorado hasta ser comida por el sueño, le veo dejar un bolso en uno de los bancos. Se quita las chaqueta rosa del chándal de Adidas, se ajusta las deportivas Nike y viene directa hacia mí. Sin decime nada se pone los guantes dorados que descansan sobre el suelo, me mira para darme a entender que si podemos empezar a entrenar. Yo le digo que si con la cabeza.

Me quito los guantes rojos y me pongo las guanteletas negras, empezamos con movimientos lentos, primero golpe izquierda luego derecha se agacha y vuelve a empezar. Así estamos un rato alternado los golpes e intercalando las velocidades. Una de las veces se queda mirando un punto, creo que pensando en algo y consigue que le dé un golpe en la cabeza con la guanteleta.

¡Au! –Se queja

-Céntrate –Le dije serio –Ahora vamos con el saco pequeño –Esta enganchado en una especie de tabla y la altura queda a los ojos. – ¿Sabes cómo funciona no? –Ella asiente. Le doy un pequeño empujón al saco para que empiece a pegarle golpes. –Dale golpes cortos y rápidos –Le indico. Esta así durante unos minutos, hasta que le digo que de golpes largos. Me gusta indicarle porque tiene bastante disciplina. La veo sudar, gotas de sudor caen por su cuello manchando su camiseta de tirantes gris, se limpia y prosigue con los golpes, no se ha quejado ni un poco y no sé si molestarme o por el contrario sentirme orgulloso de ser un buen entrenador –Helena –Le digo desconcentrándola y sin querer se da un golpe en la cara con el saco.

-¡Ay! –Dice frotándose la nariz

-Lo siento –Aparto su mano un poco pero por suerte no se ha hecho sangre –Quería decirte que por hoy está bien –Se quita los guantes y veo que no lleva vendas – ¿Por qué no te has protegido las manos? –Le digo enfadado, ella me mira sin expresión en sus ojos, y eso me inquieta pero también me cabrea mucho –Sabes que por esa tontería puedes jodertelas, haciéndote heridas incluso romperte algún hueso –Sigue sin decirme nada. Se encoje de hombros y me encabrono mas –¿Te da igual? –Esta vez no puedo callarme y le grito.

-No me grites –Dice sin alterarse –No lo he hecho pues ya esta

Me paso las manos por mi pelo moreno revolucionándolo –Quiero saber qué te pasa –Le cojo las manos con suavidad

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora