Capitulo 43: Reunión de Negocios

2.8K 137 10
                                    

Capitulo 43: Reunión de Negocios 

Narra Darío

Era el día. El día en el que mi conglomerado empresarial crecería. Me haría mucho más rico, más poderoso, mis activos crecerían hasta llegar a niveles desorbitados. Estaba feliz, orgulloso de mí mismo. No paraba de sonreír, mi sonrisa no desaparecía desde que me hube levantado. Desde la ventana de la casa, vi el día amanecer con algunas nubes que por suerte se despejaron para por la tarde. Me compré una casa a las afueras de Madrid ya que no tenía ganas de ir a casa de mis padres…cerré las manos en puños al acordarme de la última pelea con el engreído de mi padre. Con rabia, cogí la colonia de Hugo Boss y la tiré contra el suelo. Estalló. No me importó.

— ¿Señor que ha pasado? —Llegó Lucinda, la criada. Abrió los ojos al ver la colonia rota — ¡Dios mío! ¿Está bien? —Se aceró corriendo. Cogió mis manos para comprobarlo.

—Estoy bien Lucinda, recoge todo esto por favor —Dije controlando el mal genio.

—Otra vez pensando en su padre ¿No? —Interrogó.

—No seas pesada, no me quiero amargar. Hoy es mi día —Dije molesto.

—Pues si no quiere amargarse, tome un baño en la piscina joven —Dijo mirándome enfadad por haber roto una colina tan cara.

—Ya vale Lucin —Dije moviendo los brazos —No tengo tiempo para eso, tengo muchas cosas por hacer ¿Has llamado a mi hermana Helena? —Corté el tema.

—Sí. La niña ya viene —Dijo con una sonrisa.

Lucinda conocía a Helena de Nueva York. Tenía cuarenta y ocho años y desde hacía bastante tiempo estaba en mi vida, y era por eso que decidí que se viniera conmigo a Madrid. No me fiaba de ninguna otra mujer para cuidar de mi casa, de mis cosas. El sonido del timbre me hizo sonreír. Helena estaba aquí. Bajé las escaleras corriendo oyendo como Lucin me prevenía de no caerme.

— ¡Vity! —Dijo saltando a mis brazos.

— ¡Dios Helena! ¿Qué comes? ¡Pesas más que cien kilos de patatas! —Dije metiéndome con ella.

Ella arrugó el gesto y acabó pegándome en las costillas un puñetazo. Yo gruñí. Me había hecho daño. ¡Jo!

— ¡Que casa más increíble! —Dijo mi hermana mirando todo con detalle —Es preciosa, como se nota que aquí hay pelas —Dijo moviendo sus dedos haciendo el gesto del dinero.

—Ven —La cogí de la mano y la lleve al jardín. Ella abrió mucho la boca —Sabia que te gustaría.

— ¿Cuando dices que me puedo venir a vivir aquí? —Dijo con interés.

—Cuando quieras hermanita, pero…no has visto lo mejor. Ven.

Caminamos por un camino de piedras mientras que a los lados un riachuelo nos acompañaba adornado de flores de todos los colores. La cara de mi hermana era de asombro. Sabía que le encantaría esa casa cuando la viera. Llegamos al borde de una verja en color blanco, desde nuestra altura se alzaba una preciosa casa de color crema  con grandes ventanales en semicírculo. Dos enormes palmeras a cada lado de la puerta principal daban la bienvenida a los inquilinos. Con una gran explanada de césped compuesta de una piscina cuadrada donde un jacuzzi esperaba ansioso ser utilizado.

—Ma-dre-mia Darío —Dijo Helena mirándome — ¡Es preciosa!

— ¿Te gusta? —Dije pasando mis brazos por sus hombros. Ella me miró asintiendo —Pues es tuya.

— ¿¡Que!? —Dijo sin comprender.

Yo sonreí. Del bolsillo interior de mi americana saqué unos papeles —Son las escrituras, la he comprado para ti.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora