Capítulo 51: Líos de Hermanos

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                                             DISFRUTAR DEL CAPI QUE VIENE CARGADO DE MUCHA ACCION!!!

Capítulo 51: Líos de Hermanos

Narra Darío

Mariola, la increíble morena que no paraba de echarme miraditas durante todo el trayecto en limusina por fin se me echó encima. Justamente sentada encima de mi restregándose sobre mi paquete abultado. ¡Cómo me estaba poniendo! Sus besos tan salvajes como ella mordían mis labios mientras sus manos acariciaban mi cuerpo caldeándome. En un arrebato, acabé por quitarle la camiseta dejándola para mi sorpresa, con las tetas al descubierto, no llevaba sujetador y eso me puso aún más cachondo.

Empezó a moverse arriba y abajo mientras me excitaba con su tacto. Mi boca no paraba de comerle los pezones endurecidos, tan obscuros como su pelo y mis manos la apretaban cada vez más contra mí. Mariola se deshizo de mi camisa blanca surcando con sus manos mi pectoral en el que dibujaba como si un lienzo fuera, sus manos viajaron a mi pelo moreno que tiró un poco al sentir mi mordisco sobre la piel de su cuello.

Estaba tan entretenido con ella, que no me di cuenta de la rubia, Jazmín. Ella estaba a mi espalada mientras su ardiente boca besaba mi cuello y bajaba por mi mandíbula hasta mi boca. La poseyó sin dejarme aliento. Y cuando abrí los ojos no me lo podía creer, Tara, una pelirroja se estaba desnudando frente a mí. Estaba cumpliendo una de mis fantasías sexuales. Tres mujeres para mí, solo para mi solito.

Narra Helena

Después de deshacerme de Ruth, bajé a seguir trabajando sin quitar ojo a los tres reservados. Estaba saturada tanto que las copas se me resbalaban de las manos y se caían al suelo, en una de las veces, fui a coger un cristal y me corté. El sudor llenaba mi frente, y mi cuerpo temblaba de nerviosos. El corte, no paraba de sangrar.

Corriendo, para no perder más tiempo, fui a los vestuarios para curarme y volver cuanto antes. Abrí el agua dejando que la sangre manchara el lavabo blanco dejando un color feo. El olor del metal casi me hizo vomitar.

De pronto, la puerta se abrió. Fui a ver quién era pero reconocí no solo una voz, sino dos.

—Recuerda el trato que tenemos pelirroja, que no se te olvide.

—No lo olvidaré. Lo que es mío, es tuyo.

—No te equivoques. Un trato es un trato el club pasa a ser…

De pronto alguien entró.

—Ingrid hay un tío en uno de los reservados que está muy borracho

— ¡Ay Fabiola! —Dijo Ingrid molesta —Ocúpate tú de él.

—Dice…que no se ira sin su amigo.

Ingrid se quedó callada —Debe de ser él —¿En que reservado esta?

—En el 4.

En ese momento me dio un vuelco el corazón, el chico del que hablaban seguro que era mi hermano. Vi como Ingrid sonreía con malicia.

—Ya se habrá tirado a las chicas —Comentó el ruso —Estará deseando contármelo —Ambos rieron con maldad —Iré a verlo.

Corniloft salió junto a Ingrid mientras Fabiola se quedaba pensativa. Yo salí sin hacer casi ningún ruido.

—Fabio —Dije asustándola —Perdona no quería asustarte

—No importa. ¿Qué haces ahí? —Vio mi mano vendada — ¿Otra vez te cortaste? —Asentí —Te curaré —Se acercó a mi —Tía que asco me ha dado entrar en ese reservado —Me comentó mientras curaba mi herida. Yo tragué saliva.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora