Capitulo 27: Piensa Bien Antes de Actuar

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Narra Helena   

Al entrar en la suit un sentimiento de importancia me recorrió el cuerpo, el pensar que tenia al hijo del jefe contra la pared me llenaba de adrenalina. Miriam se veía mucho más relajada y lista para la batalla, durante gran parte de la noche y la madrugada planeamos el plan como llevarlo a cabo. En el desayuno los chicos nos llamaron a los móviles pero los ignoramos por completo. Decidimos irnos a la playa para despejarnos y tomar el sol ya que el hotel tenía su propia playa y solo los huéspedes podían acceder a ella. Me puse un bikini de Dolce&Gabbana. La braguita era en rosa palo atada con un nudo mientras que la parte de arriba era sin tirantes con colorines. Pinte un poco mis ojos en dorado, no me gustaba maquillarme pero hoy me sentía poderosa. Me mire en el espejo y sonreí. Salimos por las escaleras del complejo hasta el acceso en donde con nuestras credenciales tuvimos que pasarlas por una maquinita, después se levanto una barra y por fin tocamos la arena con nuestros pies desnudos. Reí.

Nos tumbamos y nos dimos crema ambas ya que éramos tan blanquitas que de seguro nos quemábamos, cuando me tumbe en la toalla me fije en que era como una especie de collage. Me incorpore y la observe con detenimiento y admito que me sorprendí. Eran fotos de Madrid, Sevilla, Cádiz y Paris. La Cibeles, la Gran vía, La Torre del oro, una de las playas de Cádiz, y por último la Torre Eiffel. Me emocione y una lagrima tonta rodo por mi cara. En ese preciso momento sentí la necesidad de abrazarle, besarle y decirle cuanto le amaba. Comerme su cara a besos, tocarle y darme el pequeño placer de que me hiciera el amor a la orilla del mar. Sonreí con pesar, Miriam se había ido al agua, mi pelo se mecía suave por la brisa marina. Encallé mis pies en la suave tierra y mire al horizonte donde una preciosa vista del Océano me invitaba a bañarme, los colores azules con verdes simbolizaban la perfección de una vista que daba lo que fuera por que él estuviera a mi lado y poder contemplarla juntos.

-El agua esta buenísima –Dijo Miriam apartándose la sal de sus ojos verdes –¿Qué te pasa?

-Nada. –Se volvió a sentar en la toalla –Estaba pensando en que la tregua con Quino…se ha roto. Me gustaría que todo fuera diferente ¿Sabes? Daria lo que fuera porque nunca me hubiera dejado, se que tiene motivos ocultos que espero que me cuente algún día pero por culpa de ello me destrozo. Yo estaba dispuesta a estar a su lado, afrontar lo que viniera. A ayudarle en lo que pudiera pero…al parecer no fui suficiente para él –Al final acabe llorando –Siempre he creído que no soy suficiente para los chicos que pasan por mi vida. Me siento tan mal. Todos me usan para después dejarme –Miriam limpio mis lagrimas –Te juro –La mire –Que durante estos dos años me esforcé por olvidarme de él, por olvidar todo. Absolutamente todo pero –Trague la saliva –No he podido. En cambio el…parece como que está todo bien. Y, el me dijo que me seguía queriendo pero no le creo. Después de lo que me hizo ¿Como creerle? ¿Cómo? –Solloce y mi amiga me abrazo.

-¿Pero que tenemos aquí? La chica dura se viene abajo ¿Quién lo diría?

Miramos hacia la voz. Miriam se levanto de golpe mientras que yo limpie mi cara y me quede sentada porque en ese momento estaba demasiado débil como para discutir.

Narra Miriam

Discutí con Raúl. Me sentía tan poco valorada después de haber discutido antes de salir de Madrid por culpa de la mierda del boxeo ahora era porque me había liado con una tío cuando él lo había hecho con ¡Dos tías! Y encima yo era la culpable. Venga Raúl que ya no estamos en la época en donde las mujeres no podíamos tener ningún contacto con hombres, que estábamos en un país libre y ningún hombre ni siquiera mi novio me iba a prohibir acercarme a la gente. La verdad es que lo pase mal sobre todo cuando le tire el vaso a la cara, por suerte lo esquivo y dio de lleno en la pared. En el momento me maldije por no acertar  pero luego me di cuenta del daño que le hubiera causado. Me dolió que me llamara loca. Me dolió muchísimo. Pero más me dolió cuando me dijo que si se iba no volvería a verle. En ese instante en el que se fue Helena me acogió con sus brazos, desde que tuvimos la charla en la que le dije lo enamorada que estaba de Raúl y me explico que entre ellos no pasó nada confío en ella.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora