Capitulo 24: Mi Propuesta

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Hola chicas!! Siento mucho la demora de la subida de capitulos pero no he podido subir antes porque no tengo muy claro las tramas y no queiro liarme y hacer bien las cosas aun asi...os dejo este capitulo que me costo escribirlo lo suyo. Un vez mas os doy las gracias por tomaros vuestro valioso tiempo en leer, votar o comentar esta historia. Y que gracias a esas simples cosas a mi me hacen mucho para poder continuar. GRACIAS!! PD: Si no contesto los mensajes es porque no me doy cuenta pero de verdad que me los LEO TODOS!! y me cuando estoy de bajón hacen que me suba muy el animo. Bueno os dejo ya no me entretengo más...BESITOS!! OS QUIERO!!!

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Narra Helena

-¿Pero como que te descubrieron?

-Si Miriam, me descubrieron. Cuando salí del baño me intentaron coger y –Tire las pistolas encima del sofá y me senté todavía temblando de miedo

-¿Pero cómo fue eso? Si tomamos las precauciones necesarias, evitamos que las cámaras nos grabaran, quitaste el micro y además

-¡Cállate! –Le grité. Ella hablaba desesperada pero más lo estaba yo. Me levante de golpe y comencé a dar vueltas hasta que cansada volví a sentarme –Mira lo importante es que estamos bien. –Pase mis manos por la cara con nerviosismo –Esto es grave, pudieron…haberme matado. –Temblé ante esas palabras

Estábamos las dos calladas cuando fuertes golpes en la puerta de la suit nos hizo ponernos en alerta. Nos habían seguido…nos habían descubierto. Nos miramos con miedo, vi en Miriam su labio temblar al igual que sus ojos.

-Escóndete –Susurre. Ella negó –Por favor –Volvió a negar con lo que la cogí fuerte del brazo y la encerré en la habitación con llave.

Cuando volví al salón la puerta estaba abierta…busque con la mirada alguna cosa sospechosa y entonces mi habitación…había alguien en ella…ande con paso lento. Muy lento. Desesperante. Al llegar a la puerta…

-¡Helena! –Quino me envolvió con sus enormes brazos y yo llore sobre su pecho con fuerza. Temblaba con tanta violencia que no podía mantenerme en pie. Intento separarme para mirarme pero no le deje. – ¿Estás bien? ¡Helena! –Cogió mi cara, toco mi labio y me beso con demasiada ansiedad pero sobre todo miedo. –No sabes el susto que me has dado mi niña.

-¡Quino! –Grito Miriam desde atrás y le abrazo por la espalda. El la rodeo también.

Poco a poco nos sentamos en mi cama. –Raúl esta de camino Miriam. No te preocupes –Ella asintió y salió cerrando la puerta tras ella. –Rubita –Limpio mis lagrimas con sus pulgares. Suspire en su cuello y me abrazo mas fuerte

-He…he pasado muuchooo mieeedo –Dije entrecortada por las lágrimas

-Lo sé mi vida. Lo sé. No sabes el susto tan grande que me has dado cuando he visto como esos tíos te perseguían…no he podido llegar antes porque si no hubieran sospechado.

Le mire aun temblando –Tengo miedo –Me aferre a su cintura –Quiero irme a casa

-Sabes que eso no puede ser. –Acaricio mi pelo besando mi coronilla con cariño –Te protegeré de todo. Estaré a tu lado. Te lo prometo.

Mis lágrimas se hicieron más grandes. Tenía tanto miedo que si se hubiera ido yo hubiera cogido un taxi directo al aeropuerto para volver a España cuanto antes. Se tumbo conmigo pero antes abrió la cama. Así como estábamos…acabamos durmiéndonos.

El amanecer sobre la habitación me despertó, intente mover mi cuerpo pero este estaba atrapado por unas grandes manos morenas que me sujetaban con fuerza. Posesivo. Reí. Me di la vuelta para encontrarme sus ojos castaños abiertos mirándome con una sonrisa. Metí mis dedos entre su pelo moreno, me encantaba eran tan suave y fuerte a la vez que me ponía los pelos de punta, poco a poco acorté la distancia hasta que prácticamente me puse sobre él. La camiseta blanca de manga corta se le ajustaba a la perfección a su voluminoso pecho, a sus brazos fuertes y adorables llenos de cariño cuando me abrazaba con ellos. Con protección. Sentí su mano derecha en mi espalda subiendo y bajando constantemente mientras que la otra en mi nuca me acercaba más a su boca. Mordí sus labios y note como yo misma me calentaba, el sentido de la cordura lo perdí cuando me beso con pasión, aferrándome con violencia a su cuerpo para que no me separara, dejándome sin apenas poder respirar. Acarició la curva de mi espalda para luego bajar la cremallera del vestido, me quito los tirantes dejándome en sujetador delante de él, yo me lo termine de quitar por la cabeza y cuando vio las diminutas braguitas suspiro hinchando sus mofletes. Me reí.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora