Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)

Capítulo 50: Golden Rose

Capítulo 50: Golden Rose

Narra Darío

—Le espero esta noche en el Club “Golden Rose” —Me dijo Corniloft cuando salía de mi oficina.

Y allí pensaba estar. El ruso me dijo que en ese club se juntaban las mujeres más bellas de Madrid y no solo eso…también tenía una carta especial para clientes exclusivos como nosotros. Sin duda, me lo pasaría en gran de esa noche. Durante el día, llamé a Ruth que para mi sorpresa no paraba de reír todo el rato. Bueno, sinceramente yo prefería así a mi hermana que no amargada y triste por el idiota de Carlos.

Sentado en mi despacho veía las nubes descargar lluvia sobre el asfalto de Madrid, eran mediados de noviembre y se notaba en el ambiente que pronto seria navidad. Las luces de las calles ya estaban puestas mientras que las tiendas tenían puestas ya las cosas típicas de esas fechas. El sonido del móvil me despertó de mi ensoñación.

— ¿Si?

— ¡Vity! —Era Helena. Su sonrisa me contagió — ¿Qué tal? ¿Cuándo te pasarás por mi piso para verlo? ¡Lo tengo para mí solita! —Reímos los dos —Te echo de menos…

—Lo se pequeña. Yo también pero he estado demasiado liado como para hablar contigo. Por cierto… ¿Has hablado últimamente con Ruth? Esta muy animada. ¿Sera por el chico de mi fiesta?

—Um…pude ser —Helena intentó dejarme con la duda —De todas formas mejor verla así.

—Es uno de los hombres de Galván —Dije siguiendo con el tema —No me fio de ninguno de ellos.

—Él es un buen chico Darío, no te rayes. Además Ruth es mayorcita, sabe cuidarse sola. Y ahora que no dices… ¿Por qué invitaste a los hombres de Galván?

Me quedé pensativo un segundo. No debía de contárselo pero era mi hermana, la que siempre me ayudaba y apoyaba en todo.

—Corniloft me dijo que los invitara, que eran conocidos suyos.

Helena Bufó —Darío…no te fíes de él ¿Vale? —Su voz detonaba preocupación —Ten mucho cuidado.

— ¿Por qué me dices eso? ¿Qué es lo que pasa con Corniloft Hel? —Mi hermana se quedó callada — ¿Estás ahí?

—Si —Volvió a coger aire —Darío…Las escrituras y los papeles importantes de la empresa… ¿Dónde están?

Me extrañó esa pregunta — ¿Por qué? ¿Ya piensas tomar posesión de tu parte?

—No. Es por…saberlo.

—Ajam. Están bajo llave en la caja fuerte de la empresa de Nueva York. Allí están seguras.

— ¿Y quién tiene acceso a parte de nosotros?

—Nadie más. Tú fuiste quien instaló los sistemas informáticos de seguridad junto con la configuración de la caja fuerte —Oí como Helena asentía nasalmente — ¿Pasa algo? ¿Debo preocuparme?

—No, tranquilo. Era por asegurarme, solo eso. Nada más. Oye tengo que colgar, ya nos veremos y ¡Cuídate!

— ¡Okey enana! ¡Cuídate tú también!

Colgué con la sensación de que Helena me escondía alga. Se le daba bien.

El coche de Corniloft, una impresionante limusina plateada me recogió a las 11 de la noche en mi casa de las afueras. Un chofer, me abrió la puerta. Nada más entrar, tres chicas semis-desnudas me rodearon. ¡Vaya ese hombre se lo montaba bien! Una de ellas, me sirvió una copa de champán y brindamos por nosotros.