Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)

Capitulo 41: Vida Rota

Hola Holaaaaaaaaa!!! Ya estoy por aqui!!! Veo que os gustó el capiii anterior eehhh....esq estaba muy interesaaanteeee!!!

Bueno pues aqui os dejo otro!!! No me pidais que suba mas de seguido que no puedo!!! Tengo tambien cosas que hacer y...tengo una vida!! jejeejejeje. Y NO!! No me olvido de vosotros!! Nunca!!!

De nuevo dar las gracias a todas aquellas personas que aprovechan sus ratos para leer, votar y comentar la historia!! 

Muchas gracias!!!

PD: No prometo nada...pero intentaré subir lo antes posible...

Muchos besos!!!! 

Disfrutar del capi!!!

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Capitulo 41: Vida Rota

Narra Ruth

—Carlos, por favor. Dime que lo que me has dicho no es cierto, dime que no te vas. Dímelo por favor —Lloraba desgarrando mi voz —Y… ¿Los niños? ¿Qué les vamos a decir? Carlos…

—Ruth, debo irme —Se incorporó en la cama —No puedo quedarme

—Te lo suplico, no me dejes —Me arrodillé ante él —Te amo

—Ruth por favor, no me lo pongas tan difícil —Carlos derramó algunas lagrimas —Sabes que yo también te amo, que te quiero con locura que sin ti yo no sería nada pero…tengo que irme

— ¿Por qué? ¿A qué se debe? Todavía no me has dicho quien te ha dado esa paliza ni porque. Carlos…

De pronto entró el médico. En sus manos portaba el alta voluntaria de mi marido, a su lado la enfermera empezó a quitarle los cables y las vías. Después se fueron dejándonos solos de nuevo.

—Ruth, cuídate mucho —Nuestras frentes se juntaron mientras los dos llorábamos —Te quiero. Cuida a los niños.

— ¡Carlos! —Grité mientras nuestras manos se soltaban. Le vi irse…la puerta se cerró mientras yo me hundía en el suelo haciéndome un ovillo.

Desolada así era como me sentía.

Llegué a casa. Con desgana miré el reloj, las ocho de la mañana. Ese día era miércoles, y debía ir a trabajar pero no tenía cuerpo con lo que llamé a mi jefa y le dije que no iría. Los niños estaban con mis padres, tuve que dejarlos con ellos cuando llamaron del hospital diciéndome que mi esposo estaba ingresado allí. Esposo. Esa palabra que antes significaba amor, ahora no era nada. Sentía un gran vacío en mi interior. Mucha pena mezclada con tristeza, me pregunté si esto fue lo que le pasó a mi hermana con Quino…nunca supe la razón por la que terminaron aunque tampoco me la dijeron.

Como un zombi, abrí la puerta de mi habitación. Y sin más, me derrumbe sobre la cama a llorar. Estaba destrozada. Mi marido, el único hombre al que había querido, me abandonó unas horas antes sin motivos aparentes salvo porque era necesario. ¿De verdad eso era una respuesta coherente después de tener una relación de pareja de diez años? No. Definitivamente no lo era. Quise odiarle, pero no pude. Le amaba demasiado. Y luego estaban los niños… ¿Qué les diría? Carlita adoraba a su padre por encima de todo. Era un amor casi platónico, el ideal.

Supe que me costaría el volver a ser yo misma después de esta desilusión tan grande. El móvil me vibraba y como una tonta, corrí al salón, esperando que fuera él quien me dijera que volvía.

—Carlos —Dije emocionada

—Ruth —Era Helena —Como… ¿Como estas?

—Mal —Dije rompiendo a llorar de nuevo