Capitulo 34: La amo

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Narra Raúl

El espectáculo que estaba dando Quino y Helena fue…espeluznante. Miriam a mi lado temblaba y sus manos tapaban su boca. Ahogaba aullidos de sorpresa, suspiros de dolor incluso lágrimas en mi pecho. Sujetaba mi cintura con desesperación…dolía ver la pelea de ambos. Dolía demasiado. Daba repelús el estado en el que se encontraban pero más asco me dio cuando bajaron al tal Toro…Quino se vengó duramente. La sangre caía por todos lados, fue desgarrador verlo en primera persona. Sanguinario. Solo se me ocurría esa palabra para denominarlos a los dos.

—Raúl —Dijo mi princesa llorando —Vámonos de aquí, por favor

—Ya princesa —La abracé con fuerza y besé su coronilla —Ya nos vamos

Nada más entrar nuestros amigos en el ring habíamos dado con el lugar exacto donde se encontraba Gabriel. Pero me quise cerciorar de que estuvieran bien por eso no intervine pero ahora que todo hubo acabado tiré de Miriam, nos adentramos por un pasillo oscuro que conducían a unas escaleras. Allí unos tíos armados nos recibieron. Nos los cargamos con solo un tiro. Sonreí.

—Bien hecho princesa —Le besé la comisura de sus preciosos labios —Venga continuemos

Subimos al piso superior. Le mandé a Quino la localización por GPS al móvil. Era un edificio abandonado en donde los ocupas se encargaban de las casas olvidadas. Salimos a la calle por el techo y bajamos por una rampa. El contraste de la ciudad era notable. Las favelas eran casitas pequeñas rodeadas de callejuelas estrechas en donde la gente, normalmente se dedicaba al tráfico de drogas u otras cosas ilegales. Seguimos caminando hasta llegar a unas escaleras de piedra rotas. Me asomé dando con los tíos de Rodo. Le hice una señal a Miriam e inmediatamente salió disparando cargándose a unos cuantos mientras yo cubría su espalda disparando también.

—Hacemos un buen equipo –Dijo riendo 

Agachados llegamos a la casita en donde supuestamente estaba Gabriel. Antes de entrar le mandé la localización a Quino. Me puse a un lado de la puerta mientras que Miriam se ponía al otro. Di una fuerte patada a la puerta y me aparté. Comenzaron a disparar, era un alboroto de balas. No vi cuando pero al oír a mi chica caer al suelo de golpe me asusté. Cogí una ametralladora y arrasé con quien tuviera delante, me percaté de que estaba solo.

—Miri —Dije dándole la vuelta. Mierda…la habían herido. Tenía un disparo en su abdomen —Princesa —Dije conteniendo las lagrimas —Te pondrás bien —Taponé su hemorragia con un trozo de mi camiseta rasgada.

—Raúl, tengo frio —Quité la chaqueta de uno de los tíos muertos y se la puse por encima

Vi sus ojos comenzar a cerrarse –No mi amor, no te duermas. Tienes que quedarte conmigo, Miri mírame –Las lagrimas se derramaban por mis mejillas, no podía perderla. No —Mi princesa

—Te amo —Su palabras me sonaron a despedida

—Princesa, no. No te despidas —Acaricie su frente —Yo también te amo

—Vaya vaya mira a quien tenemos por aquí

Esa voz…esa voz…

Narra Quino

No sé como salí del pub de mierda ese…Helena iba a mi lado cojeando derramando sangre por todo su cuerpo al igual que yo.

—Quino no puedo, no puedo mas —Dijo sentándose en el suelo agarrándose la pierna destrozada —Me duele mucho —Lloró la pobre

—Vamos Helena –Dije furioso. Lo hice para que entendiera que yo también estaba mal, que estaba tan hecho polvo como ella.

Con esfuerzo se levantó. Intentó caminar erguida mostrándose valiente, dura pero oí como contenía su aliento y soltaba lagrimas cada vez que daba un solo paso. Su herida era grave y posiblemente tuvieran que operarla de urgencia. Yo no estaba mucho mejor, mi espalda sangraba tanto que por momentos se nublaba mi vista de lo que me dolía. Una de las veces tropecé cayéndome al suelo asustando a la rubia

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora