Capítulo 54: Polvo de Hadas

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Narra Helena

Después de pasar unos cuantos días más en casa, decidí ir a ver a Carlita y de paso a Ruth para que me contara que tal le iba con Ray. Con el dinero que me dio Galván, les compré ropa y juguetes a mis sobrinos después monté en mi coche y puse camino a casa de mi hermana.

— ¡Tata! —Carlita salió corriendo hacia mí con los brazos abiertos —Te etado mucho de menos —Me dio un gran abrazo y besos.

—Yo también pequeña te he echado mucho de menos —Dije besándole —Mira todo lo que te he traído —Puse las bolsas en el suelo para que viera los regalos —Ábrelos.

La niña se sentó en la alfombra mientras cogía con sus pequeñas manitas los enormes regalos que eran para ella. De pronto, mi hermana apareció por el umbral del salón, nos quedamos mirándonos y supe que deseaba hablar conmigo, aun le debía las explicaciones de cuando me encontró trabajando en el club.

— ¿Qué tal? —Dijo dándome un beso —Sergio está durmiendo en su cunita, ¿Quieres verle? —Yo asentí.

El pequeño estaba muy grande y pronto tendría los 4 meses, dormía plácidamente con su mantita naranja mientras movía con graciosos movimientos con el chupete en su boca, era igual de guapo que Carlita, solo que Sergio se parecía bastante a Carlos. Acaricié su carita con cuidado. No entendí porque, pero sin querer me imaginé con un bebe entre mis brazos mientras le daba el biberón y Quino estaba a mi lado.

Decidí salir de la habitación. El rumbo de mis pensamientos hacía daño.

— ¡Tata! —Carlita me comió a besos —Gacias. Es pecioso todo. Mira mami, mira lo que la tata me ha comprado —Dijo la niña enseñándole a mi hermana un vestido de Hello Kitty.

—Oh es muy bonito, ¿Quieres estrenarlo mañana? —La niña asintió dando saltitos —Es el cumpleaños de una compañera de su clase —Me explicó mi hermana.

La niña se puso a jugar con las muñecas mientras nosotras nos sentábamos en el sofá, fuimos a empezar a hablar cuando llamaron a la puerta, Ruth se levantó y abrió.

—Hola Toti —Era mi hermano diario —He venido a verte ya que no te dignas a ir a verme a mí —Dijo riendo —Y a ver a mi sobrina preferida.

— ¡Tito! —Carlita saltó a los brazos de Darío y le dio otros tantos besos. La niña era un cielo, quería a todos por igual, lo que era la dulce inocencia de los niños...

— ¿Helena? —Dijo frunciendo el ceño —No pensaba que estarías aquí. Creo que debemos hablar —Dijo mi hermano mirándome algo serio.

Darío era igual de directo que yo, no daba nada por hecho y no se andaba con rodeos. Con cuidado dejó a la niña en el suelo y no fuimos para el salón.

—Es verdad —Afirmó mi hermana —Nos debes algunas explicaciones...

Nos sentamos en el sofá los tres, reconozco que estaba algo incomoda no me gustaba dar explicaciones de lo que hacía pero de alguna forma, se lo debía a ambos. Con la voz algo apagada pero firme comencé mi explicación, les conté que trabaja en la discoteca desde que volví de Nueva York y sentí la mirada de enfado de mi hermano sobre mí.

También admití que les mentí cuando dije que realmente trabajaba en una tienda de informática y que lo hice porque después de volver a Madrid, necesitaba un trabajo que me ocupara la mayor parte del tiempo. Para no pensar demasiado.

— ¿Para no pensar demasiado? —Darío se levantó del sofá molesto —Es por él —Dijo acusándome con su dedo —Y aun así sigues trabajando en donde él lo hace.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2015 ⏰

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