Capitulo 40: Vida de Perros Callejeros

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Capitulo 40: Vida de Perros Callejeros 

Narra Helena

Pasaron los días y Galván parecía no mejorar. Me entristecía verlo así, tan demacrado y viejo. Pero muchas veces las cosas que nos pasan en la vida son porque nos las merecemos tanto buenas como malas. Quizás ese era su pequeño castigo por todo el daño infringido o quizás solo era un aviso de algo mucho más grande. Su estado de coma no mejoraba y el paso del tiempo pasaba con lentitud en ese hospital, en esa habitación de color blanquecina junto con las maquinas que marcaban con compas melódico, el sonido de su corazón.

Era otra realidad paralela. Una vez salía de allí, todo era completamente diferente. La discoteca seguía en sintonía perfecta, como si nada pasara, Quino movía los hilos con soltura haciendo que el negocio no decayera mientras que Di Matteo le ayudaba y Lombardi conseguía nuevos socios. Era una cadena viciosa. Raúl, se encargaba de Miriam, que fue dada de alta al poco tiempo pero seguía en casa mientras que Ray entretejía cada vez más hilos con Carlos, mi cuñado.

La situación me parecía hasta graciosa…Galván en el hospital, Quino siendo el jefe supremo y el italiano y el venezolano trabajando juntos mientras que el madero se hacía amiguito del hipócrita de mi cuñado…

Suspire. El móvil empezó a sonar en mi bolsillo…Darío

— ¡Hola hermanito!

Me encontraba fumando en la calle. Necesitaba despejarme.

— ¡Hola hermanita! —Me saludo efusivamente — ¿Qué tal?

Él, no sabía nada de nada.

—Muy bien, trabajando. ¿Que querías?

—Ya tengo día y hora para la fiesta que voy a celebrar —Dijo riendo contento

—Me parece genial —Dije alegre. Por fin una buena noticia —Yo ya tengo la gente que te dije, solo me falta que me confirmes el sitio

—Apunta, el sábado 15 en el Jardín Verde, a las 22:00h ¿Sabes donde es?

—Sí, sé donde es. Me parece genial el sitio, no podías haber elegido mejor lugar. Allí nos veremos Vity.

Colgué mientras sonreía. Tenía todo listo para que los invitados de mi hermano fueran a una de las mejores fiestas de la temporada, el sitio era espectacular y aunque era finales de octubre y el frio amenazaba, las carpas transparentes nos protegerían y mantendrían calentitos manteniendo la temperatura. Miré por la ventana. Ese día estaba nublado, a punto de llover los nubarrones asomaban peligrosos desde los picos más altos de los edificios de Madrid.  

Un suspiro hondo hizo que girara la cabeza. Galván parecía estar soñando con algo y se movía ligeramente en la cama, de vez en cuando le pasaba. Me acerque hasta el, acaricie su pómulo frio, sus parpados empezaron a moverse con rapidez y acabe asustándome.

— ¡Enfermera! —Grité alterada en el pasillo

En seguida una chica joven apareció. Le cogió el pulso y las maquinas se volvieron locas

— ¿Que sucede? —Dije preocupada

—Por favor debe salir

—Pero…

Antes de poder decir nada, me cerraron la puerta en la cara. Dentro de la habitación se encontraban dos enfermeras y el doctor Sánchez. Empecé a dar vueltas por el pasillo infinito, cada vez más nerviosa. Debía llamar a Quino pero hoy me dijo que tenía una reunión con unos proveedores de droga. De pronto una de las enfermeras salió corriendo de la habitación y aproveché para entrar.

Un Disparo a mi Corazon 2: Solo Tu (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora