Tomaba mi mano fuertemente, desde que me la tomo no me a soltado y espero que no lo haga nunca. Ambos mirábamos la gran puerta de madera pero ninguno se animaba a entrar. La secretaria ya nos miraba extraño, quería ayudar a Daphney pero dudaba mucho que el Director quiera ayudarnos. Es cierto que es el tío de Jared, pero por más tío que fuera quizás no nos ayudaría y tomando en cuenta que es el papá de Rixon, no dudó que sean iguales. Ya dicen,«de tal palo, tal la astilla» ¿no?
La secretaria comenzaba a dar golpes impacientes sobre su escritorio. Era nueva, paso demasiado tiempo aquí y jamás la había visto. Seguro es por un tiempo o algo así. Debía de estar entre sus cuarenta años, con cabello teñido de castaño, tenía las canas visible. Por su voluptuosa barriga la camisa naranja de bonotes parecerá querer estallar y de seguro tuvo trabajo para cerrarla. Al contrario de sus piernas, eran tan flacas que parecían piernas de pollo, ante mi estaba la viva imagen de un cono de helado. Grande arriba, pequeño abajo.
Un apretón hizo que dejara de observar la secretaria que ahora me fulminaba con la mirada. Mire a Jared y él tenía una media sonrisa demostrando saber algo que yo no, estoy tan feliz que ni preguntare el porque. Él se anima y da tres toques en la puerta. Esperamos respuesta de un «pase». Un ruido se escuchó y la puerta abrió. De ella salía el entrenador hecho una furia. Ni siquiera nos miro, lo que era mucho mejor.
Jared asoma la cabeza para luego adentrarse. Me quede esperando en la puerta hasta que mi ardiente novio me hizo señas para que entrara. Mire toda la oficina que estaba muy iluminada y al director que se sobaba la cabeza mientras sonreía. Me pare frente a su escritorio esperando que me prestara atención. Jared me tomo de nuevo la mano dándome pequeñas caricias con su dedo pulgar.
-¿Para qué me necesitan?
-Tío, es que necesito un pequeño favor, te lo devolveré -asegura Jared.
-¿Eres nueva? -pregunta el director- No recuerdo haber llenado matricula nueva -mira nuestras manos unidas y frunce el ceño- ¿Es tu novia?
-Si es mi novia tío y no es nueva -sonríe y me da un apretón-, es Beatriz.
-¡BEATRIZ! -grita sorprendido- Santa madre... Bueno, ¿qué quieren?
Sonreí.
***
Era la tercera hora de la mañana. Estaba segura que si el profesor de matemáticas me preguntaba algo no sabría que responder, pero si me preguntaba cuantos pájaros han pasado por la ventada le diría que dos manadas de aves, 17 pájaros y un avión. Me removí incómoda por las faldas, me sentía extraña. Acomode mi cabello a un lado de mi cabeza y al levantar la mirada me encontré con la de Rixon. Me miraba fijamente, saque mi dedo del corazón y él río.
-Buenos días les habla el director, necesito que el estudiante Daemon Duff pase a mi oficina.
Sonreí y mire a Ian que estaba sentado en la mesa de al frente con Alex. A mi lado Jake me dio un apretón para dar un grito. Comenzó a temblar mientras se agarro el brazo derecho con su mano izquierda. En el suelo puso los ojos en blanco, Ian dio un grito sobre actuado y yo me lancé sobre Jake para abrazarlo mientras fingía llorar.
-Esta teniendo un ataque –grita la profesora.
-Lo llevaré a la enfermería –se apresura a decir Ian.
Entre ambos lo levantamos del suelo, lo sacamos del salón y cuando estuvimos lo suficientemente lejos comenzamos a correr en dirección a la oficina. En la entrada estaban todos, mis amigos llevaban pistolas de juguetes, pasamontañas y Chad tenía cloroformo. Estaba emocionada, Jared me pasó un pasamontañas dejando un beso en mis labios. Solté un suspiro haciéndolo sonreír.
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Fingiendo ser gay©
Ficțiune adolescențiBien, soy una chica para nada normal de 17 años. La razón es simples amo los deportes. ¿El problema? Fácil, los idiota de mi instituto no permiten que chicas jueguen ningún deporte y para mi el deporte es mi vida, así que no me quedo de otra de fin...