El corazón se me cae a pedazos,
Pero sigo andando, no quiero parar.
Mientras tu cabello negro brilla bajo el sol, tan limpio tan triunfador,
Mis piernas rotas se debilitan a cada paso qué doy.
Te sigo, no me puedo detener, tu indiferencia cruda me alimenta y envenena, pero es qué tu no entiendes... tu me haces ser, aunque ahora mismo, no sea nada de placer.
El dolor por mi sangre, y la tristeza por mi cabeza, hacen qué sienta aunque no sea fortaleza, estoy mal, mi amor, estoy mal, y sin embargo también estoy para ti, como un esclavo, qué te sirve hasta su fin...
Pero te aprovechas, tu frío me quema y me deja congelado pero no desaparece mi pasado, ni el dolor qué este me causa, y me mata -Oyeme.- me mata tu indiferencia como un mismo disparo en la sien mientras mantengo mi sutileza.
Y no se si irme, o aquí quedarme, aunque de cierta forma, si me voy, si yo me voy, mi alma se queda, y entonces de qué me serviría huir, alejarme, si te quedas con la parte, esa, qué me hace vivir.
Pero te quiero, te quiero tanto como a mis canciones, a mis letras, a mis dolores, y así mismo te traigo tatuada arraigada impregnada, hasta el alma, porque con esta te estoy amando.
Me estas matando, pero sin reclamos, esto es justo lo qué el amor hace.
Y de amor nadie muere, pero de olvido sí.
Y me voy a callar un poco, termino aquí, con tu presencia cargada de indiferencia qué se siente más como tu ausencia y duele menos.
-CASR