Yo no sabía crear corazones con trizas,
No tenía idea de la manera en qué se quiere cuando estas roto.
Yo no entendía el lenguaje universal de las sonrisas desconocidas.
Y luego... te conocí,
Y tu sonrisa atrapó mis ojos,
¿Quien eres y porqué?
Pregunté por ti y solamente se rieron,
Algunos dijeron qué eras aventurero, un simple barquero qué amaba navegar.
Mirarte sentado en aquella barda de aquél café,
Resucito lo qué alguna vez se suicido en mi.
Ahora... estabas aquí, aun estando a kilómetros, y tu voz resonaba en mis oídos como mi canción favorita,
La una de la madrugada se veía tan clara teniendo tu cara en mi mente.
La faceta, fue el recuerdo de tus manos rozando las mías,
De tu mejilla al saludar.
Yo no puedo entender más si sentir... y te siento, te sentí.
Y aunque no sepas tanto de mi, te guardo en mi corazón desde qué te vi, así... tan tranquilo, tan tu, y ser tu es exactamente desconocido, aunque a veces siento qué te conozco.
Tus ojos rasgados son especiales, do pequeños escapes de mi realidad,
Y ojalá algún día, te sientas en casa,
Así estemos en la calle.
Y quiero decir.- Por que si no lo digo me ahogaré.- qué tú misterio se ha convertido en lo qué quiero descubrir para estar tranquila.
Desnudarte el alma en una noche estrellada, mientras fumas otro cigarro y se hace la sombra tu gorra y tu nariz.
Música,
Viento,
Tu voz,
Mi silencio...
El humo,
Y mis nervios.
En algún parque sucio, fingiendo conocernos, mientras hablas de tu terapeuta y te cuento mi última depresión,
Y poco a poco, tu mano choca con la mía,
Me sujetas y caemos...
Pero está vez, se siente tan bien.