Tengo la cabeza llena de pensamientos vacíos qué me empujan al precipicio de mis sueños rotos y descocidos, pero no me resisto y me dejo caer, pues no dejan de ser sueños y yo no dejo de creer.
Estoy hasta el suelo y con la mirada caída logro subir ánimos, logro sacar risas entre tantas lágrimas escurridizas.
Me propongo sentir y no llorar, callar y transformar mi guerra en paz... y aunque a veces se dificulta sentir tanto, puedo jurar qué no seré el blanco qué se derrota fácil.
Tengo los ojos tristes y mi voz más rota qué las ventanas de cualquier sitio abandonado.
¿Quieres qué hable claro?
Entonces calla y escucha llorar a mi corazón, suave y con tanto dolor, pero aun así me mantiene viva, con la fuerza de un caracol, pero avanzo, avanzo por el amor qué me falta y el que me dan, no pienso parar, se qué esto va a mejorar.