Te quise como a nada en este mundo, abstuve mis sueños para construir los tuyos,
Y no me rendí cuando debía hacerlo,
Me enseñaste a ver bonito el suelo,
Y me olvidé de volar... en tus brazos con sabor a mar,
Pero con el paso de los días, añoré sentir mías las ganas de sentirme yo.
Pero ya no era yo con quién estaba,
Estaba convertida en tú esclava enamorada, y no sabía si obedecía por placer o por el miedo qué tenía a perder.
Perderte a ti, incluso cuando ya no estabas,
Yo no sabía realmente amor ajeno, si me querías para crear tus sueños o para estar en ellos.
Inclusive llegué a pensar qué era yo la qué debía pagar el dolor de tu partida, pero no era así, no era mi culpa, ni mi herida, fuiste tu quién se dio por vencida, quién termino con lo que un día juro era la más bonita vida.
No.
No está bien pensar en el hubiera, porqué aunque existiera, ya no volveríamos a ser,
Lo qué fuimos.