Te fuiste.
Te solté,
Ayer era de día
Hoy ya es atardecer.
Escucho canciones qué me traen tu boca a la cabeza,
Pero la maleza,
Ya no me pesa,
Ya no me atormenta.
Sigo de pie, como seguí contigo, pero ahora, mi amor, sin ti.
No, yo no fui aventurera, ni barquera, mucho menos dueña.
Pero yo te quise,
más qué como tu te quieres,
más qué como alguien mas lo hará.
Me supere en sentir algo,
Y lo sentí,
Contigo,
Por ti.
Fuiste mar abierto en día de mal clima.
Y tus palabras eran olas, tormentas enormes qué me querían tragar.
Y tus besos eran rosas con más espinas qué pétalos,
Y tus manos clavos en mis palmas.
Pero yo no iba,
no voy.
A sacrificar mi amor propio, por uno que mendigo.
Porqué me gasté más dignidad qué mis labios contigo,
Y más lágrimas qué risas.
Pero algo qué me hace trizas y me mantiene fuerte es la poesía qué hice cuando pude tenerte.
Ahora no hay más letras, ni más poemas, no hay más versos,
No para ti,
quizás para tu ausencia SI...
Por ahora amor mío ajeno.
Te he dejado en el rincón.
Con una foto y un pedazo de mi corazón.
Escribiendo una poesía qué se recita:
Oh mi amor ¿Cuanto más dura el fin?
Porqué creo qué he llegado,
Es aquí.
Estoy cansada de amarte así
Sin recibir apenas un verso para mi.
Adiós, adiós mi musa triste,
Nos vemos cuando el pasado se repita y te vuelva a sonreír,
Sin saber si quiera, qué me enamoraría así.
Te dejo de mi, las mejores rimas,
Tres antologías y mi ausencia,
Qué pese a lo qué pese,
Te pesara.
Un último beso,
Y esta poesía como punto final.