A mi me gusta lo malo, terco y vacío, para revivir y llenar cada espacio con mis letras, y convertir en poesía todo lo que me rodea.
Me gusta el terror, no los cuentos viejos del final feliz.
Me gusta la lucha el llanto y las mordidas a medio cachete,
Saber qué se ama con fuerza y no con la delicadeza con la qué se termina rompiendo.
Me enoja tener que amar con razón, porqué entonces tengo qué justificar mi locura.
Me aburren los viernes sociales, tener qué beberme medio bote de licor para sentirme feliz.
Me gustan más los viernes normales, donde uno no finge ser el mejor, donde uno lo es.
Me gusta el error de entrar siempre por la salida, me gustan los izquierdos, esos que sin miedo a perder se avientan.
Y me gusta el amor envuelto en espinas qué con cada rose me recuerda lo qué es sentir.
Qué me recuerda qué para amar se necesita fuerza y mucha poesía, no precisamente escrita, sino también la qué se refleja en los labios y los ojos, en las ganas de más.
Me gustan los amores qué te matan y te exprimen pero primero te hacen revivir.
¿Que te puedo decir?
Me gusta lo real, lo qué de verdad se puede amar, sin miedo a qué sea una farsa.