Te escribiré de Ella,
Ya no de ti.
Porqué si escribo de ti tendré que volver.
Y si te escribo de ella, sólo te extraño, como ahora, como siempre.
Se llevo un poco de mi.
Desde mis defectos hasta mis virtudes.
Se llevó la casa y me dejó las llaves.
Se llevó mis ganas y mis risas.
Dejó lamentos, escombros y su ausencia, qué duele y me pesa carajo, me pesa.
Me dejó miel en los labios, como seña de qué estuvo aquí, de que me descubrió.
Llevo lo suyo y parte de lo mío a su destino oscuro y a su nuevo nido.
Tenia bastantes pestañas, largas y negras,
Pero tenía la paciencia corta, como su remera.
No, nunca le reproche el dejarme, ni el qué me haya herido.
Pero siempre rogué porqué me pidiera otro beso lindo.
Los versos ni los pidió ni los leyó.
Pero los tuvo.
Ella era fuego y yo siempre fui lluvia.
Ella me tuvo y me dejó.
Ella me perdió.
Estuvo enamorada, ella lo dijo, ella...
Mintió.