Ayer caminé por las calles principales, y evadi los callejones,
Donde tu mano se ajustaba a la mía como una llave a un candado.
Y a mi mente le calló una tormenta de ideas torrenciales.
La mayoría sobre ti.
Pero no te deseé de vuelta...
Evadi las lineas amarillas, donde tú brincabas de par en par.
Me hice la ciega al pasar por la pared donde pintaste mis iniciales, y casi tengo qué cubrir mi cara cuando camine a lado del árbol de la casa 20,
Donde yo corte una flor, una hoja, y te las obsequie.
Pero no pude evitar tu risa,
Y te miré,
Me detuve, en seco, como quién de pronto se congela...
Y reías.
Te reiste tanto, qué me hiciste llorar, y tus pestañas en marcha parpadeaban y mi corazón latía con la fuerza de 123 tambores y 45 bandas de guerra.
Pero, nunca me miraste. No.
Te reías para alguien más, estando con alguien más... yo sólo era, alguien más, qué solías querer y ahora...
Nada.
No sé, aunque mis ojos no querían ver, el corazón se plantó con el movimiento de tu boca, y tu mano acomodando tu cabello.
Y doliste.
Pero no te quise de vuelta.
Sólo... te quise.
Otra vez desde qué te conocí.
Pasear se volvió un viaje a tú ausencia qué me duele,
Hago tantas cosas sin ti, pero contigo en la cabeza.
Y sin embargo,
Aunque duelas y lo nuestro haya durado un abrazo de saludo.
5 minutos de una canción.
Te quiero y mucho, pero no de vuelta...
Y de rodillas regresé, rindiendo respeto a mi orgullo, no rogandote y dándote por perdida.
Y entonces llegue a casa, qué es una oficina desde qué no duermes en la cama.
Y entonces... tampoco te quise de vuelta.
Sólo te quise.