He perdido la inspiración en la calle del metro,
donde te conocí,
y recordé qué me hacía feliz mojarme la cara con la lluvia,
y ver caer el sol como si fuese cortina de mi casa.
Compuse un canción que repetía tu nombre y era para sonreír,
Descubrí qué te quería mientras sembraba margaritas en el jardín trasero donde enterré sueños rotos y descosidos para cosechar ríos de letras y poemas.
Y me eche a llorar,
pero no de tristeza ni nostalgia.
Lloraba de felicidad,
jurando qué eras tú la única estrella qué brillaba,
y grite con todas mis fuerzas qué te amaba, tanto tanto...
Fue entonces cuando volví a escribir... y a encontrar la inspiración, me faltabas tú para llenar el corazón y mis libretas también...