Capítulo 4

7.1K 610 26
                                    



Mi incesante estómago me despierta en un rugido hambriento, siento un vacío que me obliga a abrir los ojos aunque quiera seguir durmiendo. El sol comienza a quemar mi rostro directamente lo que me permite despertar un poco cada vez más.

Tuve insomnio toda la noche. Estuve rodando en la cama por lo que parecían horas y horas hasta que pude dormir un poco, no sé a qué fue pero debió ser muy tarde. Ahora mismo los parpados me pesan tanto que preferiría cambiar de posición para seguir durmiendo y morir de hambre un rato más.

Estiro mi mano hasta alcanzar el buró que está al lado de mi cama y tomo mi celular, son poco más de las nueve de la mañana y tengo que levantarme porque ya es muy tarde. Trabajo en el supermercado que abastece a todo el pueblo de víveres, el único en este lugar por lo que es imposible de ignorar.

Me levanto con pereza pero con rapidez y voy al baño a hacer mis necesidades, me pongo unos jeans sencillos y mi tan glamurosa playera azul marino del trabajo. Recojo mi cabello en una coleta alta y me aplico un poco de rímel sólo para verme un poco más femenina de lo que permite mi uniforme.

Bajo las escaleras a toda velocidad y corro a la cocina para ver que puedo desayunar antes de irme. Como algo de fruta con cereal mientras reviso en mi celular si tengo alguna señal de vida de mi tío Adam. Él dijo que llamaría cuando estuviera listo para venir pero no hay nada en el buzón ni en la mensajería.

Hago esto todos los días desde que le conté la situación por teléfono, hace ya de eso más de dos semanas, pero lo entiendo, no me siento del todo enfadada porque sé lo que es dejar Washington tan precipitadamente.

Sé que tiene que volar para llegar aquí y siento un poco de remordimiento por no haberle contado antes, es su hermano después de todo y creo que merecía estar al tanto. Sé que aunque no me lo haya dicho, que tuvo que cancelar algunas citas y planes, interrumpir su trabajo, hablar con su jefe, conseguir algún préstamo tal vez, y hablar con su esposa de esto. Seguramente a ella no le va bien saber que su cuñada es una drogadicta irresponsable que piensa que aún tiene diecisiete años. Espero que no tenga más problemas por eso. No quiero presionarlo, es por eso que no he vuelto a llamarlo, pero estoy cansándome de esto.

Necesito un adulto con el que pueda hablar seriamente de esto, porque no sé qué hacer.

Escucho el timbre de la puerta pero me detengo para ir a abrir en cuanto oigo a mi mamá bajando las escaleras, y en vez de preguntarme quién puede ser -porque nadie nos visita- dejo que mi madre atienda porque le queda de paso y porque de verdad tengo prisa por terminar mi desayuno e irme corriendo, de lo contrario llegaré tarde otra vez al trabajo. Algo de lo que me pasa últimamente.

Cuando papá murió él ya tenía un fondo en el banco para mi universidad y el departamento pagado en Washington. Recuerdo cuando vivía con él y era sumamente feliz. Él se dedicaba a la venta de autos en una agencia importante de la ciudad y ganaba muy bien. Mi mamá se quedó con esta casa cuando se separaron, por lo cual nos costó bastante establecernos de nuevo.

Él vio por mí siempre y aún después de su muerte sigue apoyándome, lo cual hace que me cuestione por todo, cómo podría ser ahora mismo, tal vez debería marcharme, tal vez debería quedarme.

Me gusta trabajar porque me gusta sentir que me valgo por mí misma de alguna manera y porque es mi distracción ante todo lo que está pasando en mi vida.

Cuando ya voy de salida miro de reojo a mi mamá platicando con una persona en la sala, la voz familiar me atrapa un segundo y es así como me detengo a mirar bien de quién se trata. Me percato de quién es en cuestión de segundos, no podría nadie más.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora