Capítulo 34

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Sacudo la llave dentro de la cerradura y me quejo frustrada, no puede ser que no pueda abrir una estúpida puerta, qué ridículo, mi llave siempre ha funcionado bien. Remuevo una vez más la llave con un poco de más calma esta vez y la cerradura sigue sin abrirse, me doy por vencida, tengo que tocar el timbre. Presiono tres veces seguidas el botón del timbre y saco la llave de la cerradura, la guardo en mi bolsillo trasero y espero mientras trato extrañamente de tranquilizarme.

No puedo creer que de sólo conversar con Marcus me haya puesto así de tensa, bueno, corrección, no sólo fue él, si no lo que me dijo sobre Harry, "la policía está investigándolo", y bajo a qué argumentos, puras suposiciones y cosas circunstanciales, no hay algo como tal que puedan perseguir, pero aún así estarán sobre de él, como moscas. No puede ser.

Además de que mi ex mejor amigo está más molesto y preocupado por las decisiones que tomo que por tratar de entenderme, tiene miedo de que se repita algo de lo que se lamenta, pero ¿Cómo podría repetirse?, si Harry fuese un asesino desquiciado no esperaría tanto para asesinarme, pudo hacerlo desde el primer momento en el que nos cruzamos, sin embargo, no lo ha hecho. Sería tan fácil hacerlo, pero sería tan estúpido de volver a hacerlo aquí, en el pueblo que tanto lo odia y donde me han visto con él más veces de las que seguramente recuerdo.

La puerta se abre y deja mis cavilaciones al aire, sin terminar. La puerta entre abierta me muestra el rostro de Harry y sólo un poco de su torso, me sonríe y yo le devuelvo la misma, no pensé encontrarlo aquí a pesar de que dijo que vendría a buscarme.

— ¿Buscas algo? —pregunta en tono amable para luego sonreír como idiota, burlándose—. No quiero comprar nada.

—Eres muy gracioso —contesto y empujo la puerta con la palma de mi mano derecha, él se interpone y evita que la abra más—, en serio, déjame entrar.

—Eres muy hermosa pero no necesito nada —sigue su juego y trata de disminuir su notoria burla. Entonces me acerco, subo el último escalón y beso las comisuras de sus labios tentativamente, le doy una sonrisa ladeada y el frunce el ceño con una sonrisa socarrona—. Tendrás que hacer algo mejor que eso para seducirme.

—Siempre puedo hacer otras cosas —paso la lengua mojando mis labios y vuelvo a empujar la puerta, pero ésta vez con ambas manos, él cede y me deja pasar.

En cuanto doy apenas tres pasos hacia el interior y él cierra la puerta, me detiene jalándome de la blusa, da un tirón y en un momento me tiene contra la pared, con ambos brazos a mis costados aprisionándome y cortándome la respiración de tajo, mis ojos se posicionan en los suyos como los de él en los míos, después bajan hasta mi boca y se acerca aún más, siento su cálido aliento sobre mis labios y mi corazón hace fiesta emocionado. Él me gusta tanto, tanto, tanto. Temo que pueda escuchar mis latidos desenfrenados, y note lo poco que estoy temblando debido a los nervios.

— ¿En serio puedes hacer otras cosas? —susurra tan cerca de mis labios, tocándolos tan raquíticamente. Aguarda unos instantes más para mirar mis ojos y noto cuán encendidos están, tan brillosos, tan deseosos. Entonces pega sus labios a los míos en un contacto dulce y suave, lento. Subo mis manos con lentitud hasta su cara y lo tomo por la mandíbula, en ese instante profundizo aún más el beso y hago que nuestras lenguas se acaricien una a la otra pero con la misma dulzura y suavidad con la que el empezó.

Quita sus brazos de mis costados y los baja hasta mi cadera, con las dos manos me toma por cada lado y presiona con fuerza sobre los huesos, esa parte me da demasiadas cosquillas y sensaciones raras así que me retiro casi de inmediato pero me lo impide. Me río con las cosquillas en el abdomen y me doblo hacia delante un poco.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora