Capítulo 38

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Dedicado a: Anahichii
Perdón por la espera, gracias por todo tu amor.

Hubo dos asesinatos más. Una chica llamada April y su hijo de once años cuyo nombre no recuerdo, que yo suponga sólo habían tres "asesinatos", el señor Hamill del hotel en donde me hospedaba, Ayrton y mi mamá. Aunque lo de mi madre haya sido un suicidio y el cadáver de Ayrton a cientos de kilómetros de aquí no haya sido identificado inmediatamente los incluyeron en la lista, es evidente que quieren a un culpable.

Los periódicos y la televisión no hablan de otra cosa, la constante noticia de que el asesino sin marca ha vuelto a Brookhaven está volviendo locos a todos, hay toque de queda para los niños y adolescentes a las seis de la tarde y los adultos no paran de verse las espaldas cada tres segundos. El pueblo se ha tornado oscuro, según la cuenta, van cinco asesinatos y la última vez fueron trece. También supe que le dicen el asesino sin marca porque aparentemente no hay ningún parecido y/o marcas entre las victimas, ningún patrón o pista, todos fueron asesinados de diferentes maneras: incinerado parcialmente, estrangulada, baleado, destrozo de cráneos. Pero en la etapa pasada al realizar una autopsia descubrieron una muy singular marca, "Заявленное" escrito en ruso, que quiere decir: reclamado. Con su propia sangre, una vez seca la limpia pero la impresión se queda ahí y sólo puede verse con una luz especial, es como una marca escondida. Sólo tuvieron que revisar los cadáveres de ese mes para identificar el patrón, y aún así siguieron, sumaron una muerte más y se acumularon trece.

No quise seguir oyendo más detalles pero es imposible, la gente lo murmura a todas horas en todas partes, acabé por enterarme de todo y no me gusta recordarlo tantas veces.

Faltan ocho personas muertas para las trece, en quince días, y en ese tiempo la muerte anunciará a su sucesor que claramente ya eligió.

Al menos tengo una pista por seguir. La mejor amiga de Kristen, no sé su nombre pero debo encontrarlo por algún lado.

Conduzco entumecida en el asiento de mi auto , el frío empezó hace unos días y hoy a nevar ligeramente dando la entrada al invierno, apenas y se notan los copos de nieve pero el frío cala hasta los huesos. Activo el limpia parabrisas para mejorar la visibilidad del camino y entonces por fin veo el letrero: "Escuela preparatoria Nashville", sigo la curva y entro al estacionamiento casi desierto.

Cuando bajo del auto un escalofrío me recorre la espina, hace tanto frío que empiezo a dejar de sentir mis extremidades y veo el vaho salir de mi boca en cada exhalación, me abrigué bien por suerte, pero aún así olvidé la bufanda.

Subo las escaleras y me encuentro con unos chicos saliendo por la puerta con unas sonrisas brillantes y divertidas, triunfantes. Me miran de reojo y el chico más alto me guiña el ojo, no puedo evitar reír considerando que soy seguramente mayor que él. Recorro el pasillo hasta la pared y después sigo por los corredores, casi no hay nadie, parezco fantasma.

Justo antes de terminar de recorrer el último pasillo que me llevaría de regreso a donde empecé encuentro la vitrina enorme de trofeos y conmemoraciones de la escuela y me detengo para verlo. Ni siquiera sé como luce ella, esto es una verdadera pérdida de tiempo.

—¿Buscas algo? —habla detrás de mí y lo veo en el reflejo del cristal de la vitrina, trae una capucha oscura puesta—. No pareces ser de aquí.

—¿Cómo lo sabes?

—Te ves tan desorientada como alguien de primer semestre, pero el semestre ya acabó y además te ves considerablemente más grande.

—Quiero encontrar a alguien.

—Pues ya no hay nadie, creo que soy el último —entonces me giro para verle bien la cara, es un chico, demasiado delgado y con la piel morena, su rostro parece muy amigable—. Puedo ayudarte, si quieres.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora