Capítulo 7

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Sigo sin creerme que esté de pie frente a mí, o por lo menos alguien que es idéntico a él, tal vez no es él, tal vez es otra cosa. Siento que mi cabeza va a explotar, no sé si puedo confiar, pero tengo en claro que no me dejará irme.

Él me empuja con su brazo por la espalda, dirige mi camino hacia dentro de la cabaña, me hace abrir la puerta y él entra después de mi cerrándola con delicadeza.

Una parte de mi desea escuchar lo que tiene que decir, sea lo que sea, si es que dice algo y no hace otra cosa, pero otra parte de mi me dice que no le preste atención y que huya a la primera oportunidad que tenga.

—Sé que estás asustada, no sabes si confiar, no sabes que pasa —habla tras un largo silencio—, te entiendo.

— ¿Cómo se que eres Harry? ... —trago duro—, yo te vi morir, lo vi morir.

—Puedes preguntarme cualquier cosa para que confíes en que soy yo realmente, por que lo soy. Debe estar pasando por tu cabeza el tratar de huir como la primera vez que estuviste aquí —esboza una pequeña y disimulada sonrisa. Alzo las cejas, eso es algo que Harry hubiera recordado de la misma manera.

—No sé... —sueno tímida y asustada.

—El collar que seguramente tienes bajo la blusa yo te lo regalé, te dije que te protegería y que los dubnish te dejarían tranquila, es un cuarzo transparente con una cadena plateada —inspira profundo—. Te salvé la vida, esa noche estabas desangrándote, tu padrastro lo hizo y tú mamá lo permitió. Trabajas en el gran almacén, te lleve a tu hotel, viniste porque querías contarme lo del asesinato y discutimos antes de que todo esto pasara.

—El día que nos conocimos bromeaste sobre un par de cosas, ¿Qué dijiste exactamente?

— ¿Sobre de que escondería tu cadáver para que no pensaran que te asesiné o de que cometiste allanamiento en mi propiedad? —sonríe, pero ahora no trata de disimularlo, la sonrisa no llega hasta sus ojos, pero aún así puedo apreciar los hoyuelos que aparecieron a cada lado de sus mejillas.

Entonces sonrío también, es él, verdaderamente y únicamente es él; reduzco el espacio entre nosotros y lo abrazo por el torso mientras recargo mi rostro en su pecho. Él no parece reaccionar, no me regresa el abrazo de la misma forma, su toque es más delicado, como si no quisiese que yo lo hubiera abrazado. Me retiro un poco dólida y entonces lo miro.

— ¿Estabas fingiendo? —una punzada me atraviesa ante la idea de que me haya engañado con algo así.

—Antes de eso, debo advertirte. Si te digo habrá consecuencias, si quieres saber deberás aceptarlas y guardar el secreto —me toma de la muñeca—. Es serio, más de lo que quisiera que fuera, esas consecuencias son duras y tal vez no te gusten una vez que las sepas. Tal vez te arrepientas.

Su mirada esta clavada en mis ojos, es como si tratara de descifrar mis gestos, como si quisiera saber mi respuesta antes de que pueda pronunciarla. Sus ojos están más oscuros que de costumbre, y los hace más penetrantes que nunca.

— ¿Eres una persona miedosa? ¿A la que le aterran las cosas oscuras? —dice de pronto, su pregunta me saca de balance en un segundo y él parece notarlo—. Porque si es así es mejor que te resignes y te olvides de todo esto y de mí.

—Si te soy sincera, no. No me dan miedo cosas como esas.

— ¿Segura? ¿Qué sentiste al ver al Dubnish la otra noche?

—Curiosidad, y algo de miedo, no te miento. Pero no era un miedo el suficientemente grande —afirmo—. Quiero saberlo, todo, no importan las consecuencias, quiero escucharlo.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora