Capítulo 25

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Mis parpados se cierran solos, no distingo nada de lo que logro ver, me siento desorientada y tengo la boca más seca que nunca. Alguien está sacudiéndome de los brazos con fuerza pero apenas logro sentirlo, está a centímetros de mi rostro y aún así no logro averiguar de quien se trata, trato de parpadear varias veces para aclararme la vista pero es inútil, mis ojos también están resecos, todas mis extremidades me pesan y no puedo hacer nada más que luchar por intentar permanecer despierta.

La persona que está enfrente de mi está sentada a horcajadas sobre mí, me siento entumida, estoy sentada en el suelo y mi espalda se recarga en la pared como apoyo, ¡Dios!, está empezándome a doler hasta la mierda. Sigue sacudiéndome con aún más fuerza que antes, no está resultando muy bien, de pronto se detiene y se levanta dejándome ahí, se acerca hasta mí de nuevo y me moja con lo que parece agua helada, mis ojos logran abrirse un poco más en ese momento pero la pesadez aún persiste, es entonces cuando después de unos momentos logro ver con la suficiente claridad como para identificar a la persona que está de cuclillas a mi lado.

Es Ámber.

Abre una botella con agua y me la extiende para que la tome, pero no puedo, mis músculos no funcionan bien. Acerca la botella hasta mi boca y vierte el contenido poco a poco hasta hidratarme lo suficiente como para poder hablar.

— ¿Me escuchas? —arruga las cejas y vierte aún más contenido en mi boca. Asiento ligeramente con la cabeza—. Bien, ¡gracias al cielo que pude despertarte!...

— ¿Hmmm?

—No sabes lo nerviosa y alterada que estaba, bueno, aún lo estoy pero ya es menos —suspira aliviada y lanza la botella vacía lejos, entonces coloca uno de mis brazos por encima de sus hombros para ayudarme a levantarme y prácticamente levanta mi peso con algo de esfuerzo. Me quejo en ese momento y cuando trato de apoyar mi peso sobre mis piernas éstas se doblan sin voluntad y caigo de rodillas al suelo, Ámber se precipita hacía mí y vuelve a tomarme con fuerza para sostenerme—. Mierda... —vuelve a levantarme para que enderece mi espalda y carga la mayoría de mi peso para que pueda caminar, maldita sea, no siento las piernas, no puedo moverlas como se debe, apenas son movimientos torpes y lentos.

—No estás bien, no falta que te lo pregunte. Pero lo estarás, lo prometo —dice con dificultad.

Miro el área a mi alrededor, este sitio es deprimente, realmente una grosería. El piso lleno de polvo y manchas negras, el cemento de las paredes apenas se mantiene en pie y hay una cama vieja al fondo con unas sabanas rotas y mugrientas, el foco por supuesto no sirve, está roto y los vidrios están esparcidos en el suelo. Cuando empezamos a movernos algo tira de mi muñeca y me duele, volteamos rápidamente hacia lo que me jaló y Ámber desprende la cinta adhesiva de mi muñeca de un tirón para después retirar con cuidado el catéter incrustado en mi piel, aún cuando trató de quitarlo con delicadeza me dolió una mierda, la manguera a la que está conectado el catéter conduce hasta una bolsa de suero ya vacía sobre un tripie de metal. Volvemos a andar hacia la puerta y Ámber enciende una linterna para que nos ayude a guiarnos.

— ¿Puedes sostenerla? —la pone firme sobre mi mano para que la sujete, la aprieto con mis dedos temblorosos y la sostengo con seguridad.

— ¿Qué...? —trato de formular una pregunta pero la corto al oír el tono de mi voz, es más grave y áspero, se oye jodidamente mal y me cuesta trabajo aclararla.

—Shhh... no hables. Está bien, ahorita te daré otra botella de agua.

Seguimos caminando por lo que parecen horas que son sólo minutos hasta adentrarnos en el bosque, ya ahí empiezo a recuperar la movilidad de mis extremidades, poco a poco voy quitándole peso a Ámber hasta que ya puedo caminar por mi misma, algo lento pero ya es algo. Me da la botella de agua que me prometió y la bebo completamente, la sensación es rara y reconfortante, es como si al pasar el agua por mi garganta empezara a repartirse sola a todo mi cuerpo por sí misma, es gratificante. Carraspeo mi garganta varias veces hasta que logro que mi voz suene decente, no siento que se escuche igual que antes pero se escucha mejor que al principio, se suavizo un poco y dejo de ser áspera.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora