Mi boca se encuentra terriblemente seca, me cuesta trabajo tragar saliva y mi nariz está congestionada, abro los ojos y me percato de la alta iluminación, los rayos del sol entran a través de las cortinas reflejándose en toda la habitación. Me siento sobre la cama y miro la silla con la que atoré la puerta anoche, está intacta, justo como la dejé. Me pongo de pie y estiro mis músculos agarrotados, retiro la silla y salgo de la habitación, obviamente no hay nadie, supongo, porque nadie intentó entrar en donde yo estaba encerrada, pero aún así vuelvo a revisar y efectivamente no hay rastro de nadie.
Desayuno las sobras de comida que encontré dentro del refrigerador de Harry y después voy al baño a cambiarme el vendaje, las vendas se me pegaron un poco a la piel y me cuesta trabajo retirarlas, aún arde, pero es mínimo comparado con ayer. La piel dañada tomó un color anaranjado y alrededor de ésta, el borde, es de color rojo; está empezando a sanar y no puedo hacer muchas cosas o me dolerá aún más, si me estiro demasiado o arrugo la piel ésta se jala y puede volver a abrirse, no puede rozar con ninguna superficie que no sea la venda, de lo contrario me arde nuevamente, como hoy en la madrugada, mientras dormía tenia que tener cuidado de no recargarme demasiado y dejarle su espacio, despertaba a cada rato porque inconscientemente me movía y me lastimaba.
Cuando termino subo arriba, busco entre las cosas de Harry algo que me pueda decir en dónde se metió, pero en su cuarto no hay nada, encontré su ropa y sus objetos personales y eso me indica que no se marchó muy lejos, entro a su cuarto de trabajo y rebusco en los cajones y entre los libros hasta que entre los papeles regados del escritorio encuentro una nota subrayada, es una dirección, debe estar ahí. La dirección está a poco más de tres horas desde aquí en auto, no tardará en regresar, pero puedo buscarlo más tarde.
[...]
Tengo que ducharme, me urge una ducha ahora mismo. Abro la cerradura de la casa en la que vivo desde hace mucho tiempo y le ruego al cielo que la señora Becher no se encuentre en casa.
¿Pero que estoy pensando?, claro que está en casa, como todos los días. ¿Por qué no lo estaría?
Entonces corro a hurtadillas hasta el baño y cierro la puerta tras de mí, resoplo y masajeo mi rostro con ambas manos, me siento sobre el retrete y me apoyo con ambos codos sobre los muslos, una vez que ya estoy tranquila opto por sacar una bolsa del botiquín del espejo y cubrir el vendaje para que no se moje, me desnudo y entro a la ducha.
Media hora más tarde después de un baño intensivo y relajante salgo del baño en dirección a mi habitación, estoy apunto de llegar cuando escucho la voz de la señora Becher llamándome desde la cocina que está abajo y aprieto los ojos arrugando la frente.
— ¿Quieres desayunar algo, cariño? —alza la voz. Y como no escucharla si toda la casa esta sumida en silencio absoluto, hoy no puso su música favorita en el estéreo. Doy media vuelta y bajo las escaleras para encontrármela de espaldas cocinando en la estufa.
—Sí, estaría bien, muchas gracias —contesto. Agradezco su buen gesto, y aunque ya desayuné las sobras de comida de Harry, no rechazaría nunca nada de ella. Sigue de espaldas a mí, está preparando los platos mientras yo me siento en la mesa y pongo una jarra de jugo y unos vasos.
—Diría que estabas escondiéndote de mí —da vuelta y me mira, se pasma por un segundo al ver mi brazo vendado y después pone un plato frente a mí con cuidado mientras me dedica una mirada cálida—. ¿Qué te pasó?
Sonrío de inmediato, no puedo con el interés de su mirada, está verdaderamente intrigada y preocupada a la vez, no puedo evitar sentir un atisbo de emoción ante lo importante que me he vuelto para esta mujer, es como si mi padre estuviera preguntándome que me sucede, esa misma mirada de urgencia y amor que me tenía.
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El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)
FanfictionPRIMERA PARTE. LA SEGUNDA PARTE "Vida y Muerte" YA ESTÁ DISPONIBLE TAMBIÉN EN MI PERFIL. ¿Qué pensarías si alguien te dice que es subordinado de la muerte? SUBORDINADO: [persona] Que depende o está sometido a la orden o a la voluntad de otro. Yo no...