Capítulo 17

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No puedo mantenerme quieta, doy vueltas en la cama sin lograr nada. Solo pienso y pienso. Es increíble que haya venido a buscarlo, es raro que yo haya hecho algo así. Digo, ¿Y a mí que si se marchó? No puedo hacer absolutamente nada. Es decisión de él, y no debe importarme como lo hace.

Me siento sobre la cama y decido bajar por unos dulces a la maquina expendedora, tal vez eso haga que me sienta un poco mejor. Me pongo mi suéter y tomo las llaves de la habitación de motel en el que estoy hospedada para pasar la noche; Ámber me pidió de favor que la esperara hasta mañana, que si podía volver conmigo en mi auto y le dije que sí. Tenía que arreglar unos asuntos antes de irse pero que estaría aquí a primera hora de la mañana para irnos.

Bajo las escaleras tarareando una canción lenta y cuando llego a la maquina saco unos dólares de mi cartera, los introduzco y presiono los botones para una barra de maní con chocolate y unas papas fritas. Ya que las tengo en mis manos giro sobre mis talones de vuelta a los escalones, doy un respingo, al final veo una sombra aterradora recargándose en la pared. Es una silueta alta, de hombros anchos y siniestra. De pronto se endereza y parece que va a bajar los escalones, no sé porque me siento así de asustada, no dejo de temerle ni un segundo, no me he movido de mi lugar.

Odio la oscuridad. Maldición.

La única luz aquí es la de la maquina expendedora y un pequeñísimo faro en el estacionamiento.

"Sigue haciendo lo que hacías, sube y enciérrate en tu cuarto" dice la voz de mi cabeza, y por primera vez, estoy de acuerdo con ella, "Muévete".

Camino en su dirección y empiezo a subir los escalones dubitativa, entonces empieza a bajar al mismo tiempo en que yo subo. Me muevo a un lado para que pueda pasar sin problemas pero él se mueve también. Vuelvo a moverme pero él lo hace también de nuevo; me detengo en mi lugar y trato de enfocar la vista para ver de quien se trata, puede ser que esté ebrio o algo así.

Espero a que me pase de lado pero no lo hace, en vez de eso, alarga su mano y trata de alcanzarme, me retiro antes de que me alcance y giro en dirección contraria para empezar a brincar los escalones torpemente en un intento de llegar más rápido al pavimento del estacionamiento, saco torpemente doble las llaves del auto de mi cartera y las aprieto en mi puño, hago una carrera rápida hasta el auto y lo abro encerrándome dentro.

Volteo hacia todos lados en busca del hombre extraño pero no encuentro rastro alguno de él. Mi corazón da latidos tan furiosos contra mi pecho que duele, una bola de nervios y ansiedad se dispara en mi sistema al pensar en lo que probablemente tengo que lidiar, como la otra noche en la que arruiné mi auto. No puedo seguir aquí, lo siento por Ámber. De verdad quería esperar hasta mañana, en serio que sí pero no tiene ni tendrá idea de cuán aterrada me siento ahora. Trato de recuperar el aliento, mi garganta arde, tengo que hacer más ejercicio.

¿Qué puede ser ahora? ¿Un demonio? ¿Un espíritu? ¿Malvado o bueno? ¿Otro monstruo?


[...]


*

— ¿Pero estás bien? —pregunta Marcus, por teléfono.

—Sí —afirmo por tercera vez—. Ya voy de regreso, no te preocupes. Te llamaré en cuanto llegue.

— ¿De noche? ¿Vas a conducir sola de noche? ¿Tres horas? —suspiro— ¿¡Qué acaso estás loca!?

—Estoy aún más loca por estar hablando contigo mientras conduzco —le reprocho.

—De acuerdo —parece aceptar a regañadientes—. Me contarás que es lo que está pasando ¿Cierto?.... ¿Pero me llamarás? ¡Promételo!

—Lo prometo —pongo los ojos en blanco—. Ya duérmete.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora