El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)

Capítulo 5

— ¿Harry?

— ¿Trabajas aquí? —medio sonríe mientras coloca sus productos en la barra.

Realmente lleva demasiadas cosas, parece no querer olvidar nada y tener que venir de nuevo. Hay algo de comida enlatada y empaquetada, agua embotellada, herramienta básica, cervezas y cigarrillos.

—Sí, no hay mucho de donde escoger aquí —hago una pausa y paso los productos rápidamente por el escáner—. Hace mucho desde la última vez que nos vimos, desapareciste casi por completo. Me da gusto verte otra vez —le dedico una mirada cálida.

—Sí. He estado ocupado, he hecho muchas cosas últimamente... —saca una tarjeta de su cartera y la tomo de sus fríos dedos, nuestras manos rozan más de lo que deberían, pero él apenas parece notarlo.

Parece... distante. Tal vez no quiere hablar más conmigo.

—Tienes tiempo para charlar, quizá ¿Mañana? —propongo tímidamente con la esperanza de que no sea lo que estoy pensando.

—Supongo que sí —Su respuesta es poco convincente, me habla con tanta indiferencia que no lo reconozco del todo, entonces me rindo y lo dejo pasar—. Te veré después —toma sus bolsas y entonces se marcha tan rápido que sólo se queda el aroma de su perfume impregnado en el aire.

Para cuando Marcus vuelve trae con él al oficial de la tienda. Ni siquiera había notado el segundo en el que se fue de mi lado. Le miro con confusión y él se apresura a terminar de acercarse a mí.

— ¿Ya se fue?

— ¿Quién?

—Styles, el chico al que estabas atendiendo. ¿No hizo nada extraño? —recupera el aliento y apoya su peso con sus manos sobre las piernas.

— ¿Por qué lo haría? —El oficial se retira y yo lo sigo con la mirada unos segundos más—. ¿Te estás dando cuenta de lo que estás haciendo? Estás acosándolo. Vino por algunas cosas y las pagó. No está haciendo nada malo.

—Ese chico es un verdadero psicópata, a decir verdad a mí me causa escalofríos —me mira cómo si yo estuviera loca y me regala media sonrisa—. Pero no te culpo, fue hace mucho tiempo —se pasa una mano por su cabello y después frunce el ceño en confusión y sorpresa— ¿Es tu amigo?

— ¿Tiene algo de malo? Fue muy amable conmigo —trato de sonar casual, pero fracaso en el intento, se nota que estoy indignada. No puedo creer que mi mejor amigo trate así a una persona.

— ¿Te gusta? ¿O lo dices porque fue cortés contigo mientras le cobrabas? —Dice con tono de fingido horror—. No me digas que te gusta, por dios. No creo que de verdad sea tu amigo ¿De dónde diablos lo conoces?

— ¿Qué?... No —Respiro hondo, sí que está vuelto loco—. No te lo he contado pero aunque no lo creas, él salvó mi vida. Eso es todo lo que tengo para afirmar que él es una buena persona. Dime ¿Por qué todos lo odian y le tienen miedo? —mi curiosidad está al borde de la desesperación.