Capítulo 14

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El estruendoso ruido de algo estrellándose contra el piso me hace saltar en mi lugar. El miedo corroe mi sistema en un infinito interminable, estoy tan asustada, pero soy tan cobarde como para no querer salir de aquí, todos los sonidos que vienen de abajo, se acercan, cada vez más rápido y luego lento, las sombras me persiguen y tiñen la oscuridad bajo su paso.

La electricidad se fue, el crujido de la madera de las escaleras me alteran aún más, está subiendo, viene por mí y no puedo hacer nada al respecto, y aunque lo hubiera, mi cerebro no me deja pensar en otra cosa más que en los susurros escandalosos que escucho por todas partes y en las pisadas aproximándose a mi habitación.

No se que es, ni lo que quiere; empezó a seguirme desde que salí de la cafetería después de hablar con Adam y no lo sospeché al principio, pero las sombras que había estado percibiendo por el rabillo del ojo aumentaron conforme avanzó la noche.

Tratan de alcanzarme, pero no sé por qué, no había visto nada extraño, no había molestado a nadie, tal vez ellos me notaron; tal vez sin querer los ví pensando que eran gente normal, pero ellos son listos y nadie puede verlos, se dieron cuenta y ahora están por encontrarme.

La puerta de mi cuarto se abre de golpe y azota contra la pared en un segundo, el aire entra en oleadas heladas y fuertes, empieza a sonar un chillido agudo, me aturde y me confunde tirándome al suelo haciendo que tape mis orejas tratando de callarlo, todo lo de cristal en la habitación estalló en pedazos: el espejo, el foco, la cajita de porcelana sobre el tocador, los recuadros en la pared y la ventana.

La luz de la luna es lo único que tengo ahora para poder ver algo, sin embargo aún así no veo casi nada, la entrada a la habitación está despejada pero esa constante sensación escalofriante de estar siendo observada aumenta de pronto, me levanto del suelo y volteo hacia todos lados, no veo nada más que sombras confusas y engañosas creadas por la misma oscuridad.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal en cuanto siento un aliento frío golpear detrás de mi oreja, la cercanía de lo que quiera que esté detrás de mí emana una esencia fría y un aura expectante, la desesperación y el terror combinados surgen nuevamente y me golpean con brusquedad, mi cerebro actúa de inmediato y entonces corro hacia la entrada. Una fuerza antinatural me toma por el tobillo y me azota con dureza contra el piso, un quejido brota de mi garganta mientras el golpe me desequilibra y me atonta por completo, y luego me jala. Me empiezo a sumergir en pánico, un nudo enorme se construye en mi garganta y se endurece; mi garganta seca me impide gritar debidamente así que sólo se escucha un gruñido débil y sordo de mi parte, me aferro a la madera con mis manos, pero el sudor hace que resbalen y que mi desesperación crezca a cada instante.

Cuando deja de jalarme no lo pienso dos veces y me pongo de pie con torpeza, avanzo nuevamente en dirección a las escaleras, mi corazón late con furia y la bilis sube a mi garganta, doy un traspié al llegar a ellas y caigo por las escaleras golpeándome con fuerza en mis extremidades y en mi cabeza, me quedo inmóvil por un momento, tratando de recobrar la fuerza y la calma, me levanto de nuevo, no hay cosa que el pánico no logre levantarme en este momento a pesar de dolor, abro la puerta de la entrada y salgo sin cerrarla, continuo corriendo hasta que llego a mi auto, rebusco por mi cuerpo esperanzadamente las llaves hasta que las encuentro en el bolsillo de mi chaqueta, las saco y entro, empiezo a buscar la entrada de la llave con mis manos temblorosas, tardo lo que parecen infernales minutos hasta que lo logro, entonces lo enciendo. El motor vuelve a la vida sin problemas y entonces doy en reversa para poder andar en el pavimento de la calle.

El vidrio empañado de las ventanas de cristal no me dejan ver nada en lo absoluto así que paso mi mano rápidamente limpiando un pequeño espacio y enciendo los limpia parabrisas, en ese instante una mano negra impacta contra el cristal de mi ventana, piso el acelerador y paso por encima de la banqueta destruyendo un bote de basura, tallando parte del cofre y rompiendo uno de los focos delanteros.

La fuerza que ejerció con el golpe hizo que la ventana se estrellara, justo en medio está la mancha gigantesca color negro de una huella inhumana. Prendo la luz que aún funciona para poder algo ver más allá que lo que tengo enfrente, los faroles no iluminan nada del camino y han empezado a fallar algunos, aún está siguiéndome.

Un recuerdo ilumina mi mente de pronto, Harry dijo que a él no lo molestaban porque a ellos no les convenía molestarlo, que podría ser una pesadilla al igual que ellos.

Piso más a fondo el acelerador y paso de largo varios semáforos en rojo hasta llegar a la carretera, estoy segura de que a este paso podría incluso causar algún accidente y de que mucha de la gente que ya estaba durmiendo despertaron de golpe al oír en su calle a un vehículo andar como loco a toda velocidad como si no hubiera mañana, incluso algunos pudieron haberse asomado por sus ventanas o haber salido de su casa. Pero nada de eso importa ahora, a menos que hayan visto mucho sobre mi auto, como para levantar una queja o algo por el estilo, pienso además, en que tengo que arreglar el coche lo más pronto posible, por si llegara a necesitarse en caso de que alguien se moleste en ir a levantar una queja a la comisaría, digo, el modelo de mi auto no es el único aquí, ni el color, pero un faro delantero roto y un cofre ligeramente estropeado podría señalarme fácilmente como responsable y francamente no tengo cabeza para dar explicaciones ni para pensar en una mentira creíble.

Estaciono el auto sin cuidado alguno frente a la cabaña que me salvará de mi persecución y bajo sin demora, con nada más que las llaves en mi puño y lo que traigo puesto para cubrirme, y es que todas las noches y las madrugadas aquí son heladas, a veces este pueblo es como los desiertos, inmensamente caluroso de día y heladísimo de noche.

Toco la puerta como lunática y a la vez volteo hacia atrás para asegurarme de que sigo sola, llamo a Harry varias veces pero no responde, no sé si estoy muy desesperada o si el pánico acabó con mi paciencia pero empiezo a caminar en dirección a la parte trasera de la cabaña, intentaré entrar como una vez en el pasado lo hice, trepando por el muro de madera hasta la ventana. Estoy apunto de empezar a subir cuando escucho crujir unas ramas detrás de mí, y ahí están, cientos de ojos brillantes observándome, esperando a mi primer movimiento, me quedo quieta, el miedo atenaza mi corazón y el pánico me amenaza entorpeciéndome.

Entonces el primer movimiento ocurre, el dubnish que tenía más cerca y que por supuesto es el líder se me abalanza con violencia y me tira al suelo, me gruñe tan cerca del rostro para después alejarse un poco y rugir con furia, la saliva le escurre entre los dientes y se desborda, un poco cae sobre mi brazo y arde, quema como el ácido mi piel, trato de no concentrarme en ello, estiro mi brazo para alcanzar la rama de madera enorme, la arrastro hacia mi con la punta de mis dedos hasta que logro tomarla por completo, es algo larga, así que para cuando el dubnish vuelve acercase a mi rostro lo golpeo con la punta picándole algunos de sus tantos ojos negros, empieza a chillar aturdiendo mis oídos, pero me levanto y empiezo a trepar el muro, cada vez más rápido y para cuando llego ni siquiera me molesto en abrir la ventana, simplemente la rompo con mi codo cubierto por mi chaqueta y me lanzo dentro.

Me asomo sin acercarme mucho y ahí están, volando alrededor de la casa, sin acercarse mucho pero ahí están, escucho sus aleteos como un zumbido constante, no se van, siguen ahí, no sé si se atrevan a entrar pero me retiro de ahí y empiezo a buscar a Harry por la casa, no tardo mucho en comprender en que él no está en casa, así que me encierro en el baño y atoro la puerta con una silla, miro mi ropa, la chaqueta está llena de tierra y el brazo derecho está rasgado, desecho, aún hay residuos de la saliva del dubnish. Me quito la chaqueta con cuidado, y reviso mi brazo, la carne está ligeramente desecha, hay unas pequeñas bolsas de pus alrededor, entonces rebusco en el mueble del baño, ahí encuentro algo del material de curación.

Abro la llave del agua fría a tope y meto mi brazo, arde un poco pero consigo limpiar un poco la herida, ahora sí viene lo fuerte, tengo que empaparla en alcohol, pero soy tan gallina que vacilo unos instantes antes de hacerlo, entonces giro la botella y le dejo caer el chorro de alcohol a mi brazo, me retuerzo al instante y retiro mi brazo, afortunadamente le puse suficiente, un quejido brota de mi garganta mientras siento como arde mi piel y saco las vendas, tomo un trapo limpio y lo mojo en alcohol, retiro los restos de piel y las bolsas con el, me tardo lo que parece años en eso porque soy muy cobarde y no tolero el incontrolable dolor, pero cuando termino me siento mejor, empiezo a vendar la herida y atoro con cinta. La herida no es demasiado grande, por mucho abarca cinco centímetros de mi brazo y es solo superficial.

Fuera de todo eso estoy bien, no pudo haberme ido mejor a pesar de las circunstancias.

Retiro la silla de la puerta y apago la luz, abro la puerta lentamente y escucho el exterior, no hay ningún ruido, todo es un silencio sepulcral, ni siquiera se escuchan los aleteos de esas cosas; empiezo a caminar con lentitud y mientras subo las escaleras no puedo evitar lamentarme lo mucho que rechinan, al llegar al pasillo entro a la habitación de Harry y atoro la puerta nuevamente con una silla. No enciendo ninguna luz, sigo en la penumbra hasta topar con su cama, entonces me siento, paso unos momentos en silencio para después recostarme y seguir alerta a cualquier sonido.

El frío empieza a colarse en la habitación y entre mi ropa así que tomo las cobijas y me acurruco, me acomodo en posición fetal y trato de calentarme, mi cuerpo tiembla debido a la soledad en la que estoy sumida y entonces lo recuerdo.

No había tenido tiempo de pensar en eso, o alomejor ni siquiera quería pensar en ello, posiblemente lo había ignorado y arrinconado en el fondo de mis pensamientos. Todo aquel asunto legal del que me enteré la tarde de ayer, y es que, desde la demanda de divorcio que pasé alado de mi padre cuando tenía trece hizo que odiara los asuntos legales, es la forma más eficaz de acabar con alguien, es la forma más satisfactoria para arruinar a alguien.

Papeles, mentiras, firmas, abogados, reuniones en los juzgados, discusiones, peleas, etc, etc...

No puedo creer lo que ella ha hecho, no puedo contener las lágrimas de sólo recordarlo, la forma en la que es ella, el monstruo en el que se ha convertido y en todo eso en lo que jamás quise ver de ella.

Lo único que quisiera saber es... ¿¡por qué!?

¿Por qué tiene que ser así?... Destrozándome a cada segundo y arruinando todo a su paso. No me cabe todo el enojo ahora mismo, sollozo de coraje, frustración e impotencia, todo se arremolina y amenaza con hacerme perder los estribos en cuanto la vea.

Tengo que calmarme, mis mejillas están empapadas, el dolor en mi pecho es tan grande, sume en un agujero inmenso que no puedo cerrar, estoy acabándome yo sola, estoy consumiéndome en la miseria por algo que debería dejar pasar y no tomarle importancia alguna, debería mandar todo a la mierda, debería dejarla hacer lo que quiera, pero no. Antes necesito respuestas, necesito saber todo eso que no sé y lo cuál me ayudará a tomar una decisión.

Poco a poco mis pensamientos empiezan a perder enfoque, ni siquiera sé si realmente estoy pensando en algo en concreto, mis parpados empiezan a pesar y mi mente y corazón me piden un descanso, lucho por mantenerme alerta pero el cansancio es demasiado, así que sin más me dejo caer en la inconciencia de mi sueño.

-GirlAlmighty xx.  01/05/16

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora