Capítulo 12

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Manhattan.
31 de agosto 2014.

Haber asesinado a los parisinos nos había traído problemas con varias cabecillas y eso le molestaba a Eric que no quería ni verme, no había vuelto a poner un pie en su casa y a veces solo llamaba a preguntar cómo estaba, ponernos en una habitación era como poner una bomba en cuenta regresiva que en cualquier momento explotaría.

–Ire a un club está noche ¿vienes?

Mire a Kara mientras revolvía la comida en el plato sin tener mucho apetito, retire mi mirada hacia el iPad cuando los disparos resonaron en la cocina, ignore la mirada de Kara y me fijé como en la pantalla se podía ver el momento en el que Charlotte terminaba en el piso muerta.

–Inna...

En el momento en que ella se acercó puse el iPad con la pantalla hacia la encimera metiendo varias piezas de melón a mi boca.

–Ya han pasado algunos meses de eso, no puedes seguir torturandote.–apreto mi hombro.

La mire de reojo masticando con lentitud la fruta en mi boca.

–Eric ya se encargó de esos hombres, ha dejado claro el mensaje.

–¿Que mensaje?–trague la comida.

–Cualquiera que se meta contigo terminara muerto.

Sonreí con amargura. Ninguna muerte iba a regresar a Charlotte.

–Veo esto.–señale el iPad– todos los malditos días para recordar que nunca podré ver de nuevo a mis hermanos.

Me levanté del taburete tomando el iPad lista para irme, sentí su mirada en mi espalda sabía que ella no tenía la culpa de nada y solo estaba tratando de que mi mente no estuviera pensando siempre en lo mismo pero aquel ataque me había descolocado por completo, me hizo dudar de tantas cosas que no podía cambiar. Suspiré yendo a mi habitación que se encontraba hecha un desastre pero tampoco me importo, mi atención de dirigió a mi celular que había recibido una notificación.

Eric.
¿Cómo estás hoy?

Elina.
Todo bien.

No espere a recibir respuesta, deje el celular a un lado para ir a darme una ducha más larga de lo necesario intentando calmar la incertidumbre dentro de mí. Al salir me puse un vestido flojo y tome mis cosas saliendo de mi habitación encontrando a Kara en la sala mirando televisión.

–¿Saldrás?

–Tengo algo que hacer.–masculle.

Guardo silencio un momento pensativa.

–¿Quieres que te acompañe?–se levantó pero me negué.

–No necesito supervisión.–dije irritada.

–Inna sabes que...

–Lo hace por mi bien.–puse los ojos en blanco hastiada– se cuidarme perfectamente bien, no te preocupes.

Di por terminada la conversación saliendo del living yendo al ascensor donde me encontré con mi vecino al que le regale una sonrisa sin mucho ánimo.

–Parece ser un lindo día.

–Parece que si.–dije amablemente.

Baje hasta el sótano para ir a mi coche que estaba completamente limpio a pesar de haber estado aparcado ahí por semanas, dentro del coche me mire en el espejo retrovisor observando la esmeralda en mi cuello.

Iba a volver a tomar el papel que él me había dado.

Conduje con tranquilidad por las calles de Manhattan con una suave melodía de fondo haciendo que golpeara el volante con mis dedos al ritmo de la música distraídamente, pase por Brooklyn atorandome en el poco tráfico que había antes de tomar el puente de Verrazano-Narrows que conectaba con Staten Island que era donde vivían los Cohen. Subí el volumen de la música disfrutando la brisa en aquel trayecto del puente sintiendo como si de pronto todos los sentimientos que tenía desde París hubieran desaparecido.

Dulce Infierno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora