Nueva Jersey
10 de octubre 2014.Elina.
Había estado los suficientes minutos bajo la lluvia para empapar por completo mi ropa que cada vez pesaba más, indecisa mire hacia arriba al edificio que tenía algunos pisos iluminados, tome una bocanada de aire dando pasos indecisos hasta la entrada pasando el umbral de la puerta bajo la mirada de un anciano sentado en una silla al lado de la escalera trate de sonreírle pero no pude.
–Buenas noches.–masculle.
–Buenas noches.
Comencé a subir las escaleras guiandome por los letreros para poder llegar al número de apartamento que estaba buscando, tuve que subir seis pisos para poder llegar al apartamento con el número 10 pegado en la puerta, la observé sintiendo como el corazón me latía desenfrenado después de haber llamado a la puerta.
–Hola.
Me miraba con asombro y confusión.
–¿Qué haces aquí?–fue lo primero que dijo.
–Yo... Pasaba por el vecindario y...
–Elina vives en Manhattan.–dijo con obviedad.
–Cierto... eh... Necesito hablar contigo.
No sabía porque estaba tan nerviosa, estaba hablando con mi hermano con el mismo que había mandado al carajo cuando fue a verme.
–¿Puedo pasar?
Sin decir nada se hizo a un lado dándome acceso a su casa, observé el sitio con cautela era pequeño pero acogedor, la cocina y la sala estaban unidas, había un pequeño comedor en el fondo con cuatro sillas de color café y un florero con rosas rosa, un pasillo con tres puertas, supuse que una era el baño y las otras eran habitaciones.
–Te traeré ropa seca.–se perdió en el pasillo.
Me acerque a la mesa de centro que tenía un par de portaretratos encima, sentí nostalgia al detallar la fotografía de nuestra familia con papá abrazando a mamá con un brazo y con otro cargando a Kaira mientras que Dante y yo estábamos parados uno a cada lado de nuestros padres.
–Aquí tienes.
Tome el montón de ropa que me estaba dando siguiéndolo en silencio hasta el baño al que entre deshaciendome de la ropa mojada para vestir con un chandal gris que tuve que ajustar para que no se me cayera, una camiseta con un estampado de los Looney Tunes y unos calcetines negros que me quedaban enormes como el resto de la ropa; al salir del baño camine a la entrada mirando a Dante preparando un poco de café.
–¿De qué quieres hablar?–me miró a la distancia.
Abrí la boca para decirle lo que estaba pasando pero el timbre sonó, lo seguí con la mirada mientras iba a abrir la puerta.
–¡Dan!
El pecho se me comprimió al escuchar su voz chillona pero a la vez tan tierna, me acerque un poco mirando quien la había traído e inmediatamente la sonrisa de Ava se borró al verme.
–Yo no sabía que...–dijo nerviosa.
La mire fijamente.
–¡Ellie!–corrió hasta mí.
Me puse en cuclillas para recibirla con un abrazo que logro descomponerme en un dos por tres.
–Kai.–murmuré con un nudo en la garganta.
–¡Ava, Ellie regreso!–le dijo con emoción.
–Ya veo.–le sonrío a pesar de estar incómoda.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Infierno ©
ChickLitElina Archer está resignada a pasar el resto de su vida con el hombre culpable de la muerte de sus padres y el infierno en la que está obligada a vivir o eso fue lo que pensó hasta que ocurrió lo que ella llamaba "un milagro". La venganza es un plat...