Capítulo 15 (Parte 1)

6.9K 379 2
                                    

Nueva Jersey.
23 de septiembre 2014.

Elina.

Conduje alrededor de dos horas para poder llegar hasta Nueva Jersey con la sangre caliente y la mente nublada lista para descargar el cargador de mi arma en la primera persona que viera, bueno, no en la primera sino al hombre responsable de la visita de Dante, no había tenido problema en averiguar quién le dijo que visitarme sería una gran idea.

—Ten mucho cuidado y piensa bien lo que vas a hacer Elina.-dijo Kara por el micrófono.

—Si, no te preocupes.

La escuché suspirar y sonreí.

—No cometas una locura.-suplico.

—Tranquila Kara, no haré nada ilegal si es eso posible.-me reí.

—En serio Inna.

—Lo digo en serio.-gire el volante en la calle donde vivía aquel hombre.

—Te dejo, avísame cualquier cosa.

—Por supuesto, te veo en la noche.-colgué.

Me detuve delante de la casa, la observé durante un par de minutos teniendo vagos recuerdos de mi infancia dentro de ella, suspiré bajando de mi coche colgando la correa de mi bolso en el hombro para comenzar a caminar hasta la entrada de la casa tocando el timbre una sola vez.

—Ahora voy.-avisaron con un grito.

Le regale una sonrisa a la mujer bajita que abrió la puerta.

—Hola ¿se encuentra Alexander Archer?-dije inocente.

—Si, un segundo.-se adentro a la casa.

Me metí a la casa cerrando la puerta a mis espaldas siguiendo a la mujer que ignoraba que la estuviera siguiendo, me detuve en la puerta corrediza que daba al pequeño jardín.

—Señor Archer lo buscan en la entrada.-le aviso.

—¿Quién?-dijo sin despegar la mirada del periódico.

—Yo.-sonreí.

Lo ví palidecer, su empleada se marchó de inmediato dejándonos solos.

—Querido tío, que gusto volverlo a ver.-dije hipócrita.

—¿Qué carajo haces aquí?-trato de levantarse.

Lo empuje del hombro sin dejar que lo hiciera.

—Sabes lo que hago aquí Alex.

Supe que el tono de mi voz lo intimido por el gesto en su rostro.

—Solo vengo a charlar, tranquilo y respira.-me senté a su lado- no querrás dejar a tu esposa viuda y sin hija.

—No te atrevas...

—¿Está Ava en casa? Me gustaría darle el pésame por lo de Charlotte.-dije con cinismo.

—Eres una...

—No me digas lo que ya se tío.-me cruce de piernas- ahora, a lo que vine.

—Oh, ya se a lo que viniste.-sonrió con arrogancia.

De nuevo sentí aquella sensación como si me hubieran encendido fuego en el estómago quemando mi interior.

—No quiero que te vuelvas a acercar a mis hermanos.-golpee la mesa con fuerza.

—La fiera salió.-se burló.

Sonreí levantándome.

—No me importa que seas policía Alexander, sabes que no puedes tocarme.-lo señale- moririas antes de tan solo intentarlo.

—No te tengo miedo.-levantó el mentón en un intento fallido de demostrar que sus palabras eran verdaderas.

—Hare que te creo.-me burle ahora yo- ni en mil años podrías matarme porque aunque te pese tengo mucho más poder que tú.

Guardo silencio y yo seguí.

—Que sea la última vez que te acercas a ellos, tómala como la primer advertencia.-me acomode el cabello- la próxima vez que te acerques a ellos no vendré a charlar Alex.

Se tenso cuando puse mis manos en sus hombros.

—No quiero dejar a Ava viuda también, piensa lo que haces a menos de que te quieras reunir con Charly.

Levanté las manos en forma de rendición cuando ví su intención de tocarme.

—Lárgate de mi casa.–ladro dando un brinco de la silla para ponerse de pie.

Lo mire fijamente sin moverme.

—¿Amor?-dijo Ava a mi espalda.

Le sonreí con malicia a Alex.

—Ava, Dios mío siento tanto lo de Charly.-dije con pena.

Paso su mirada de mí a su marido.

—¿Qué haces aquí?-dijo sorprendida.

Camine hasta ella retirando un mechón de cabello de su rostro, se quedó muy quieta como si moverse la fuera a matar.

—Cuida lo que hace tu marido.-dije lo suficiente fuerte para que Alex también escuchará- no querrás enterrar a otra persona que amas.

Sus ojos se llenaron de lágrimas dirigiendo su mirada a Alex que aún se mantenía en su sitio.

—Que tengan lindo día.-me despedí.

Mientras iba saliendo pude escuchar sus gritos pidiendo que le explicará, me despedí de la mujer que me había abierto con una sonrisa saliendo de la casa con un mal sabor en la boca, Ava era como mi segunda madre sin embargo Alex no me interesaba ni un poco a pesar de que compartíamos sangre, no iba a permitir que pusiera a mis hermanos en peligro.

Me puse en marcha de regreso a casa en total silencio como si eso fuera hacer que todo mejorará, respingue cuando entró una llamada de un número desconocido.

—Diga.-respondí.

—Elina.

Reconocí inmediatamente la voz de Niklaus.

—¿En qué puedo ayudarlo señor Schwarz?-dije fingiendo la voz de enferma.

—Teníamos trabajo hoy.-dijo enfadado.

—Estoy indispuesta.-tosí.

—¿En serio? Porque estoy afuera de tu edificio y el portero a dicho que nadie está en tu piso.

Maldije.

—Estoy en Nueva Jersey.-confesé.

—¿Haciendo?-dijo con interés.

—Cosas que a usted no le incumben.-gruñí.

Hubo silencio, sabía que había trabajo que hacer.

Solté un suspiro rendida.

—Estoy de camino a Manhattan, puedes esperar en mi piso o iré a dónde te estés quedando.

—Te mandaré la dirección de mi hotel.

—Bien, nos vemos.-colgué.

Sentí hormigueo en mi entrepierna y sabía que estaba ansiosa por verme con Niklaus aunque no habíamos tenido otro encuentro después de lo que pasó en el baño en casa de los Cohen, la frustración se hizo presente y preferí encender la radio para escuchar música intentado que aquella sensación desapareciera.

Dulce Infierno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora