05 de marzo 2015.
Eric.
En los últimos cuatro meses había perdido a más personas de las que pude haber imaginado, mis hermanos que aunque no lo admitiera los extrañaba todos los días, a Olivia que en algún momento la había querido y a Marko que me había acompañado desde hace mucho tiempo, ahora lo único que me quedaba era ella, Elina, mi mujer y pronto mi esposa.
Ivar Cohen como el resto me advertían de ella pero ellos no la conocía como yo, podía ver a través de sus ojos la forma en la que me quería y podía estar seguro que el odio que sentía por mí se había borrado; iba a compensarle todo el daño que le había hecho en el pasado.
Me acomode el saco negro del traje mirando a aquel hombre reflejado en el espejo, Elina merecía a un hombre que la amará y ese era yo, la amaba con locura, era capaz de hacer todo con tal de tenerla a mi lado.
Era mía y siempre iba a ser mía.
–El coche está listo señor.–informo Matt entrando a la habitación.
Me acomode la pajarita negra y revise que mi cabello estuviera perfectamente peinado antes de salir de la habitación con Matt detrás de mí vistiendo completamente de negro con unos lentes del mismo color y aquel auricular en su oído dónde le informaban que era lo que pasaba.
Danielle había escogido la Catedral de Nueva York para que Elina y yo nos casaramos tal y como nuestros padres lo habían hecho, pensar en mi hermana me hacía querer destrozar el mundo entero sobre todo porque no sabía quién era el causante de su terrible muerte.
Aún guardaba las fotos que me habían llegado, ojalá hubiera podido protegerla.
–¿Has logrado contactar con Ivar?–cuestione desde el asiento trasero.
–No señor, no responde.–hablo sin quitar la mirada de la calle.
–¿Desde cuándo?
–Desde que confirmo su asistencia a la boda, hace una semana.–informó.
Negué con la cabeza con una chispa de diversión, seguramente haría una de sus entradas como siempre solía hacerlo.
Fuera de la catedral había unos cuantos colegas con sus mujeres que se acercaban a charlar de cualquier tema pero todos con el mismo objetivo: saber cómo me encontraba después de todas las bajas que había sufrido mi equipo.
Tal vez creían que estaba acabado pero cuando ella tomará el puesto que le correspondía, liderando a mi lado se iban arrepentir de cuestionarse si podía seguir haciendo esto.
–Enhorabuena hombre.–me dió una palmada en la espalda Fiore.
–Creí que no asistirías.
–Imposible perderme esto, Cohen el más mujeriego de mis amigos contrayendo matrimonio es algo digno de ver.–dijo divertido.
Sacudí la cabeza divertido y mire la hora en mi reloj.
Seis menos cuarto marcaban las manecillas del reloj en mi muñeca, aún quedan quince minutos para que Elina llegará, imaginarla vestida de blanco parecía una fantasía apunto de cumplirse.
Mi mirada cayó en Kara Wood que venía con un hombre detrás de ella vestido igual que Matt, supuse era su guardaespaldas.
–Señor Cohen.–saludo.
–¿No deberías de estar con Elina?
–Me ha pedido venir directamente aquí señor.–dijo serena.
Asentí mirándola de pies a cabeza, era muy distinta a Cristina en todos los aspectos mientras Kara era rubia y de ojos claros, Cristina era morena de ojos oscuros.
La deuda que Cristina tenía conmigo Kara la había pagado, ella sabía que se podía marchar en cualquier momento si así lo deseaba sin embargo sabía que seguía y seguiría aquí por Elina.
Que lealtad tenía está mujer.
–La señorita Archer va saliendo del hotel señor.–dijo Matt haciendo su trabajo de informar cada cosa que pasaba.
Asentí sintiéndome ansioso, el camino no era tan largo del hotel a la Catedral, todo iba conforme estaba planeado. La camioneta en la que venía Elina estaba custodiada por otras dos para así asegurarnos que no pasará ninguna tragedia.
Las personas comenzaron a entrar a la Catedral tomando lugar en las bancas de madera y supe que también era mi momento de hacerlo para esperarla en el altar, me ajusté el saco mirando de nuevo mi reloj deseando que el tiempo pasara más rápido.
Las primeras bancas de cada fila estaban vacías, las mismas bancas que habían sido reservadas para nuestra familia.
Quería sorprenderla trayendo a sus hermanos aquí pero desaparecieron y aunque Niklaus Schwarz había dicho que no sabía dónde estaban poco después informó que los habían encontrado muertos.
Los hermanos de Elina muertos, ella no lo sabía y no tenía planeado que se enterará, al final solo nos íbamos a tener nosotros.
Matt caminaba rápido hasta mí con la piel pálida y sentí como el corazón dejaba de latirme cuando las palabras salieron de su boca con una lentitud que mi cerebro tardó en procesar.
–Han atacado las camionetas señor, explotaron.
Salí corriendo de la Catedral deseando obtener alguna explicación de lo que estaba pasando pero solo sentía el dolor por todo mi cuerpo.
Ella no podía dejarme. Ella no.
Me moví con Matt y Kara detrás de mí hasta el lugar donde las camionetas habían sido atacadas, estaban dispersas con las llamas consumiendolas.
No. No. No.
Intenté acercarme a la que se suponía debería estar Elina pero la explosión me tiró al pavimento aturdido por aquella escena.
–¡No!–el grito me desgarro la garganta.
Las llamas parecían crecer cada vez más acabando con las posibilidades de poder salvarla, sabía que era mi culpa, Malek Dagach había atacado después de mi amenaza y como había prometido me había arrebatado a la persona que más amaba.
Las propias llamas de mi infierno habían consumido a Elina.
El dolor era insoportable ni siquiera fui consiente de las heridas superficiales, no sé comparaban en absoluto con lo que estaba sintiendo en ese momento, tirado en el pavimento observando las llamas terminar con mi mujer.
Mire sobre mi hombro a Kara de rodillas en el piso llorando después de haber soltado aquel grito de dolor y supe que no había nada que hacer, había perdido todo, la había perdido.
Habían matado a la mujer que amaba.
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Dulce Infierno ©
ChickLitElina Archer está resignada a pasar el resto de su vida con el hombre culpable de la muerte de sus padres y el infierno en la que está obligada a vivir o eso fue lo que pensó hasta que ocurrió lo que ella llamaba "un milagro". La venganza es un plat...