Capítulo 34.

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13 de diciembre 2014.

Elina.

Eric nos citó a todos en su mansión a primera hora de la mañana y la verdad no me sorprendió que así lo fuera, tuve que calmar a Kara dos veces antes de adentrarnos a la mansión donde había varios coches estacionados. El ambiente estaba tenso y al entrar a la mansión pude escuchar el llanto de Danielle que en algún otro momento me hubiera revuelto las entrañas pero ahora no me provocaba nada.

–Eric ¿qué pasó?–fingí preocupación yendo a su lado.

Ivar Cohen estaba al lado de Danielle intentando consolarla en tanto Olivia estaba al otro lado de la habitación llorando en silencio.

–Mataron a Xavier.–mascullo.

Kara y yo fingimos sorpresa, me gire hasta Danielle colocandome en cuclillas frente a ella tomando sus manos entre las mías.

–Elle...–susurre.

Dejo a su tío a un lado y me abrazo llorando con fuerza en mis brazos haciendo que un hueco se formará en mi estómago que desapareció en un par de segundos.

–Lo siento tanto linda.–acaricié su espalda.

Escuché a Eric bufar molesto, gire mi rostro mirándolo con las cejas fruncidas como si realmente me importará lo que estaba pasando.

–No se porque haces tanto drama Elle, Xavier iba a morir en cualquier momento.–dijo con crudeza– llorar es una perdida de tiempo.

Elle me soltó y brinco del sofá a la defensiva.

–¡Xavier era mi hermano!–sollozó– ¿Por qué eres tan insensible Eric?

Todos guardamos silencio incómodos.

–Porque él no era mi hermano.–soltó sin más.

–Eso me quedo bastante claro.

Mire a Kara que se mantenía en un rincón sin decir nada observando la escena que se estaban montando los hermanos Cohen.

–Ya está muerto Danielle, ya no vale la pena.–dijo tenso.

–¿Para ti alguien vale la pena?

La mirada de Eric cayó sobre mí y me sentí diminuta, me aclare la garganta.

–Deben de calmarse, lo más propio sería buscar al culpable ¿no?–tome del hombro a Elle.

–Ya tenemos al culpable.–Elle miró con desprecio a Eric.

–No te atrevas a culparme Danielle Cohen.–la señaló con el dedo índice– yo no soy el culpable de los platos rotos de tu hermano.

–¡Si no lo hubieras corrido de aquí seguiría con vida!

–¿¡Cómo estás tan segura!?–dio una zancada hasta ella– ¿¡No lo entiendes!? ¡Xavier ya tenía el tiempo contado!

Touché.

–¡Lo pudiste salvar! ¡Era nuestro hermano!–dijo entre el llanto.

Dulce Infierno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora