Niklaus.
Pasar navidad en el hospital no era el mejor plan pero eso parecía insignificante al poder estar un rato con mamá que parecía olvidarse de su enfermedad, no era creyente pero todas las noches le rezaba a Dios para que ella logrará sobrevivir, aún le faltaba mucho por vivir con nosotros, sus hijos.
Zel entro con la piel pálida a mi habitación y el maquillaje corrido en las mejillas, me gire e inmediatamente me acerque a ella para sostenerla en mis brazos cuando parecía que iba a caer al piso.
–Dedrick...–murmuró paralizada.
La sangre se me calentó al imaginarme lo peor, si ese cabron se había atrevido a ponerle un dedo encima a Zel lo iba a matar.
–Alessa...–dijo otro nombre.
¿Qué tenía que ver la mujer que nos cuidaba en esto?
–¿Qué pasa Zel?–le retire los mechones de cabello del rostro.
Me miró como si hubiera salido de su trance, me tomo del cuello de la camisa arrugando la tela bajo sus pequeñas manos y sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas.
–Los ví Niklaus.–su voz sonaba apagada.
–¿Los viste?–dije aún sin entender.
Asintió y con ese movimiento sus lágrimas cayeron por sus mejillas.
–Estaban follando.–su voz tembló.
Di un paso hacia atrás mirando a Zel sin creer lo que había dicho, Dedrick era un completo cabron pero, ¿Alessa? Esa mujer era imposible que cayera ante él o eso creía.
Fui consciente de mis actos hasta que abrí la puerta de su habitación, la habitación de mis padres dónde aquella mujer estaba completamente desnuda encima de mi padre.
En la misma cama que compartía con mi madre.
Hijo de puta.
–¡Niklaus!
Mi puño impactó contra la mandíbula de mi padre que terminó en el piso desconcertado por tan repentino golpe, sobre mi hombro mire a Alessa cubriéndose con la sábana.
–¡Eres un hijo de puta!–le di otro puñetazo– ¡Mamá está muriendo y tú estás follando con ella! ¡Grandísimo cabron!
Los nudillos comenzaron a sangrarme cuando la piel de Dedrick se abrió por mis golpes, me miraba con cinismo y eso solo lograba que la sangre se me calentará más.
–¡No sabes cuánto quisiera que fueras tú el que estuviera muriendo!–lo solté en el piso.
Luka abrazaba a Zel que lloraba sin embargo su mirada estaba en su esposa que no sabía dónde meterse.
–Te vas a arrepentir Niklaus.–me amenazó Dedrick desde el piso.
–De lo único que me arrepiento es de que te hagas llamar mi padre.–escupí con rabia.
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Dulce Infierno ©
ChickLitElina Archer está resignada a pasar el resto de su vida con el hombre culpable de la muerte de sus padres y el infierno en la que está obligada a vivir o eso fue lo que pensó hasta que ocurrió lo que ella llamaba "un milagro". La venganza es un plat...