Manhattan.
Elina.
Niklaus explicaba como se tenía que ejecutar el plan pero yo solo podía verlo de pies a cabeza mordiendo mi labio inferior con deseo queriendo solo arrancarle la ropa y olvidarnos del estúpido plan al que no le estaba poniendo atención en absoluto.
—¿Me estás poniendo atención?
—¿Eh? Si.–fingí.
—Entonces explícame el plan.-se cruzo de brazos.
Rodeé la mesa hasta llegar a su sitio mirando el plano sobre está, suspiré.
—Bien, te diré el plan.-me enderece mirándolo.
—Te escucho.-me encaro.
Tomándolo por sorpresa lo sujete de la nuca sin darle tiempo para detener el beso que le dí, no se se resistió y profundizó el beso.
—Este es el plan.-jadeé.
Hizo el plano a un lado para después tomarme de la cintura levantándome para sentarme en la mesa.
—Me gusta más tu plan.-confeso.
Tantas eran nuestras ganas que la ropa desapareció en cuestión de nada dejándonos desnudos uno delante del otro, tocó mi sexo y yo aprisione su erección en mi mano comenzando a subir y bajar escuchando sus jadeos que solo lograban que me prendiera más, cubrió su miembro con el látex antes de tomarme de las piernas poniéndome en la orilla de la mesa para embestirme de golpe provocando una ola de sensaciones.
—Klaus.-gemí deseosa de más.
Me dió una estocada con fuerza.
—Vuelve a llamarme así.-pidió.
—Klaus.
Arañe su espalda sintiendo mi cuerpo sacudirse bajo el de él que comenzaba a sudar al igual que yo, metió su mano debajo de mi sujetándome de la espalda para levantarme y sin salir de mí caminar hasta el sofá donde se acomodo conmigo arriba.
—Montame.–susurró a la altura de mi oído con la voz ronca.
Comencé a subir y a bajar entorno a su polla echando mi cabeza hacia atrás por el inmenso placer que me hacía sentir, mi cuerpo exigió más y se lo di haciendo un movimiento que nos hizo temblar a los dos.
—Elina.-jadeo tomando mis senos.
Mientras lo seguía montando se acomodo de forma que podía alcanzar mis tetas a las que se pegó chupando y dando leves mordiscos que solo hacían que todo de mí temblará mucho más, jale su cabello separandolo de mis tetas para besar sus labios de nuevo con hambre.
Podía pasarme toda la vida follando con este hombre sin cansarme, no podía encontrar las palabras para describir todo lo que me hacía sentir cuando follabamos.
Mire sobre mi hombro como mi celular se iluminaba en el borde de mi bolsa pero no le preste tanta atención, salió de mí un momento poniéndose de pie obligándome a mí también a hacerlo.
—Sujetate de respaldo.-ordeno.
Hice lo que me pidió sintiendo como su mano me daba un azote en cada nalga antes de inclinarse dejando un beso en la zona enrojecida, me tense cuando sentí su dedo pasearse por mi ano.
—¿Te han dado por aquí?-dijo con la voz ronca.
—No.
Sentí su sonrisa, dejo un beso antes de acomodarse entre mis piernas.
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Dulce Infierno ©
Literatura FemininaElina Archer está resignada a pasar el resto de su vida con el hombre culpable de la muerte de sus padres y el infierno en la que está obligada a vivir o eso fue lo que pensó hasta que ocurrió lo que ella llamaba "un milagro". La venganza es un plat...