Capítulo 1: La Invocación

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Hay decisiones que te llevará al arrepentimiento. 

  **Narra _____**

¿Andy, Andy?

    Asiente entusiasta Marly frente a mí tomando su jugo de naranja. Mientras yo como, Melanie está sentada a mi lado, permanece con su mirada fija en uno de sus libros favoritos, (ya leído como 5 veces seguidas). Entretanto, Emilio y Marly, como niños pequeños, intentan convencernos en hacer un juego que en el último tiempo se ha hecho popular.

— ¿Y si pasa algo después de invocar a ese tal Any?

—Primero: es Andy, ¡No Any! Y segundo, no pasara nada porque es solo un simple juego. —Asegura Emilio quitándole el libro de sus manos, recibiendo la queja de ella.

    Un simple juego... Claro que lo sería, no existe nada de supuestos fantasmas o seres sobrenaturales, todo tiene una explicación para cada suceso paranormal que muchos aseguran haber pasado. Me fio mejor en la ciencia, tiene fundamentos. Por lo tanto, ¿Qué saldría mal de este tonto juego?

—Entonces. —Llamé la atención de todos, interrumpiendo la pelea que tenían Emilio y Melanie sobre aquello— ¿A qué hora estarán en mi casa?

    Los rostros de Marly y Emilio se iluminan, todo lo contrario con el nerviosismo presente en Melanie que da un pesado suspiro.

  (.........)

— ¡Trae las cervezas que están en la nevera!

— ¡Y las cosas para comer!

    Nos acomodamos en sofás de puff formando un círculo al medio de mi habitación. En el centro hay una hoja de papel blanca con dos lápices amarillos cruzados. Cuando Emilio ya se ha sentado en su sofá de puff y habiendo traído lo pedido desde la cocina, comenzamos.

    O eso pensaba.

—Pero falta escribir en el papel «Sí» y «No». —Comenta Emilio tomando un lápiz de tinta de mi escritorio y escribir lo dicho— ¿Quién empieza?

— ¿Qué hay que decir?

—Supongo que: «Andy, Andy ¿Estás?»—Responde Marly abriendo su cerveza.

— ¿No era: «Andy, Andy ¿Estás Ahí?»? —Su hermano rubio y rizado la cuestiona dando un sorbo a su lata.

—Me parece que era: «Andy, Andy ¿Estás aquí?»

— ¡No! Es: «Andy, Andy ¿Estás Ahí?»—Emilio le da un pequeño golpe en la cabeza a su melliza.

— ¡Oye! —Se queja sobándose la parte golpeada— ¡No, homúnculo sin cerebro! Es: «Andy, Andy ¿Estás aquí?».

    Y así, los dos hermanos vuelven a comenzaron su pelea rutinaria.

    Melanie y yo rodamos los ojos al mismo tiempo para luego resoplar. Doy un suspiro pesado al estar acabándose mi paciencia con las infinitas discusiones de estos dos individuos, tantas que muchas veces me he puesto a pensar: ¿Ellos al nacer, se pelearon para ver quién salía primero de su madre?

— ¡Da igual! ¡Es la misma mierda! —Alcé mí voz consiguiendo la atención de los dos—Solo digamos: «Andy, Andy ¿Estás aquí?» y listo.

    Propongo colocando en posición los lápices que se habían salido de su lugar. Como respuesta, los dos asintieron como perritos regañados.

—Entonces, comencemos.

—Andy, Andy...—Hizo un pausa Emilio, colocando suspenso al ambiente— ¿Estás aquí?—Todas nuestras miradas están fijas en la hoja, pendiente en los dos lápices insípidos.

Andy, Andy... ¿Estás aquí? [Andy Biersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora